Infierno
Benedicto XVI ha vuelto a encontrar el infierno. Nos hacía falta este tipo de guías para que, al menos por comparación, supiéramos dónde está el cielo. Al ver las imágenes de Boris Yeltsin de cuerpo presente me he preguntado, ¿irá al infierno católico o al infierno comunista? Pero si va a uno de esos dos infiernos, inmediatamente se coloca en el cielo contrario. Los arrepentidos son los que van antes al cielo. Los revisionistas o los reaccionarios son los que van con urgencia al otro infierno. Hay tantos caminos para ir a cualquier infierno, que lo mejor es quedarse en algún limbo. O mirar al cielo por si acaso somos capaces de ver en tres dimensiones al sol, o si miramos todavía con mayor profundidad, poder ver ese planeta que dicen que tiene agua. O sea, un lugar donde deben ir rápidamente los constructores de paraísos de agua medicinal, que es una manera de hacer submarina la especulación inmobiliaria.
¿Será al infierno, cielo o limbo a dónde van los dineros perdidos en la Bolsa? Se caen las cotizaciones de las acciones de los constructores y de los especuladores, ¿pero baja el precio real de los pisos, apartamentos o chalets adosados? No. No suben al ritmo que subían. Porque una cosa es el valor de uso, y otro es el valor de cambio, una cosa que sabían bien los comunistas buenos y hasta los católicos de base, y solamente tenemos que fijarnos en los tonos, actitudes, vestuario, pose del que era hasta anteayer el jefe de los que debían regular el mercado de valores, es decir, la Bolsa, para comprender que los índices suben y bajan empujados por quienes pueden, es decir, los que tienen dinero o poder para hacer ver que lo tiene.
En alguna cadena generalista aparecen unos espacios publicitarios dedicados, o eso anuncian, a las inversiones, a las carteras de valores, y se trata de un anuncio repleto de otros anuncios. Y en esos anuncios, precisamente, aparecen varios de empresas de venta, construcción o promoción de pisos, es decir inmobiliarias o constructoras, o ambas cosas a la vez que te prometen el cielo pero te llevan al infierno hipotecario. Si se anuncian en la tele, es que el asunto va mal. O muy bien para algunos.