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AI urge a la comunidad internacional y a la ONU a proteger a los civiles somalíes

Amnistía Internacional advirtió ayer de que desde finales de febrero han muerto en Mogadiscio más de mil personas a causa de los combates y miles de civiles continúan huyendo de la capital de Somalia, cuya situación ha sido calificada como «la más violenta" del mundo.

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Amnistía Internacional (AI) pidió ayer urgentemente a la comunidad internacional y, en especial, al Consejo de Seguridad de la ONU que la protección de la población civil se convierta en un objetivo clave de su respuesta a la crítica situación del país. Una situación que la víspera el subsecretario para Asuntos Humanitarios de la ONU, John Holmes, calificó como «la más violenta y peligrosa» del mundo tanto para los civiles como para los trabajadores humanitarios.

Según la AI, sólo en la capital somalí han muerto desde finales de febrero más de un millar de personas a causa de los enfrentamientos entre el Gobierno títere y sus aliados etíopes y sus opositores. Indicó que en el país africano están aumentando el número de violaciones de derechos humanos contra civiles, la seguridad está empeorando peligrosamente y se está produciendo un grave deterioro de las condiciones humanitarias de las personas desplazadas por los recientes combates.

Sólo la semana pasada, según datos de AI, en Mogadiscio murieron 250 personas. Además, desde febrero han resultado heridas unas 4.000 personas y, además, 321.000 han huido de la capital, lo que equivale a un tercio de su población.

Asimismo, la organización humanitaria señaló que el conflicto ha exacerbado seriamente la crisis humanitaria, que se ha visto agravada por la presunta obstrucción por parte de funcionarios del Gobierno a la ayuda.

Responsabilidades

Ante esta situación, AI ha pedido al Ejecutivo de Somalia que cumpla su responsabilidad de garantizar la seguridad de sus ciudadanos y al Gobierno de Etiopía, que proporciona apoyo militar al somalí, que se comprometa a proteger los derechos humanos. «Todas las partes en conflicto, incluidos los grupos armados, deben rendir cuentas del incumplimiento de las obligaciones que han contraído en virtud del Derecho Internacional Humanitario», manifestó.

La organización ha solicitado, asimismo, al Gobierno que levante inmediatamente todas las restricciones innecesarias a las operaciones humanitarias y que facilite la circulación de suministros y personal humanitario y garantice su seguridad.

AI ha renovado, además, su llamamiento al Gobierno de Kenia para que vuelva a abrir su frontera a los solicitantes de asilo de Somalia, especialmente a los que están huyendo hacia allí y necesitan atención médica urgente, y cumpla de esta forma con su obligación internacional de proteger a los refugiados. Kenia debe también permitir el paso regular, predecible y seguro, de la ayuda humanitaria a través de la frontera, para que llegue a las personas desplazadas en Somalia, advirtió AI.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR) y sus socios retomaron el lunes la distribución de ayuda humanitaria de urgencia a los miles de somalíes hambrientos que escapan de Mogadiscio. Uno de los empleados del UNHCR en la zona describió el caos creciente y explicó que la carretera que une la capital con la localidad de Afgooye, en donde se encuentra, fue reabierta esta semana y se encuentra invadida por el flujo continuo de civiles que escapan de la capital.

Hambre y sed

Afgooye alberga a unos 41.000 desplazados, por lo que la multitud de personas hambrientas y sedientas es cada vez más difícil de controlar y «afecta a la distribución de ayuda».

Tras la apertura de la carretera -de unos 30 kilómetros-, «los civiles que huyen de la capital llegan constantemente, mientras prosiguen los combates», señaló. Todos ellos tienen «historias siniestras», muchos están traumatizados por haber perdido a miembros de sus familias y «algunos niños lloran porque han sido separados de sus padres en la huida y no saben cómo encontrarles», explicó.

El organismo internacional ha distribuido desde el lunes ayuda para unas 6.000 personas, pero falta alimento y agua potable. A pesar de las duras condiciones de los desplazados, que tampoco tienen cobijo, la solución de regresar a Mogadiscio no es una opción viable ya que la situación en la capital no deja de empeorar.

«Distinción"

Holmes instó al Consejo de Seguridad de la ONU a actuar y acabar con el sufrimiento de los somalíes e incidió en que «la distinción entre civiles y combatientes debe mantenerse» y que las infraestructuras indispensables «no deben ser un blanco».

Más ayuda

Recordó que los países donantes sólo han aportado un tercio de los 262 millones de dólares que la ONU solicitó en abril. «Necesitamos más ayuda, no sólo para alimentos, también para ofrecer servicios de salud y de protección».

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