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«En Europa se puede hacer cine más original que en Hollywood con la censura»

Krysztof ZANUSSI

Director de cine y jurado del NEFF

El Festival de Nuevo Cine Europeo (NEFF) acogió ayer una nueva jornada en la que se proyectó la película del director polaco Krysztof Zanussi, «La vida como una terrible enfermedad mortal de transmisión sexual». El que fuera el productor por excelencia del también director polaco Krysztof Kieslowski forma parte en esta edición del jurado del certamen cinematográfico.

Josune VELEZ DE MENDIZABAL

Director de cine, de orquesta y teatro, profesor universitario y consultor del Pontificio Consejero de la Cultura, Krysztof Zanussi (Varsovia, 1939) visita estos días Gasteiz con motivo del NEFF y en calidad de jurado del mismo certamen cinematográfico que concluirá el próximo 12 de mayo. Ayer se proyectó «La vida como una enfermedad mortal de transmisión sexual» dirigida y escrita por él. Zanussi realizó sus estudios en la Escuela de Cine de Lodz en la década de los sesenta, habiendo estudiado previamente filosofía.

Enfermedad, muerte y esperanza son términos que encontramos en la película suya que se proyectó ayer en el NEFF. ¿Son las cuestiones sociales y su relación con la humanidad y el pensamiento el denominador común en su filmografía?

(Risas) Esa autodescripción no me gusta. Los creadores creamos y los críticos comentan. El autor sabe bien qué quiere decir, pero el acto creativo es misterioso. No soy consciente de lo que el espectador puede `leer' en mis películas. He viajado mucho y he visitado con mis películas varios continentes. Estuve en Pekín, también he visitado India y América del Sur, y en todos estos países observo que la gente descubre algo nuevo en mis películas. Descubren otros conceptos que en otros lugares no han descubierto, por eso no puedo condicionar esas interpretaciones a la mía propia, porque ése no es mi trabajo. Acepto todas las interpretaciones. Vivimos de una manera obsesiva en la cultura popular donde todo es previsible y eso no es arte. Eso es la industria.

Hablando de la industria cinematográfica, ¿qué diferencias resaltaría usted entre el cine europeo y el norteamericano?

Pienso que el cine refleja la gran diferencia de mentalidad y pensamiento que existe en este momento histórico entre Europa y Norteamérica. Norteamérica es una civilización grande y con fuerza, y su cine refleja esa realidad.

En una conversación con Martin Escorsese, usted dijo que él le había hablado de la libertad en el cine europeo frente a la falta de la misma en el cine norteamericano. ¿A qué se refería?

Es verdad que el cine europeo cuenta con una ayuda estatal con la que se pueden hacer películas más excéntricas y más originales que en Hollywood, donde existe una censura total.

Desde su punto de vista, ¿en qué situación se encuentra el cine polaco?

No somos muy distintos al resto de Europa. Tenemos una ley cinematográfica muy parecida a la ley de Francia, por lo que tenemos acceso a un presupuesto fuera del Estado. En cualquier caso, todo depende de qué cine polaco sea y lo que pueda comunicar. Hemos tenido unos éxitos muy importantes en este último año, ya que el 50% de espectadores de nuestro país ha consumido cine polaco. En Francia es el 40% del público el que ve cine francés, en España el 20% y en Alemania tan sólo el 10%. Sobre estos datos podemos decir que a la población de Polonia le gusta el cine polaco.

Uno de los directores más famosos a nivel mundial fue el polaco Krysztof Kieslowski, con quien usted trabajó. En esta edición del NEFF se le ha recordado por medio de proyecciones y una exposición sobre su filmografía. ¿Qué aportaría sobre su figura?

¡Qué decir! Fui su productor y coincidimos durante mucho tiempo en los estudios Tor Film. Produje todas sus películas. Éramos amigos y teníamos una profunda cooperación. En el cine, como en los directores de orquesta, es raro que haya amistad entre dos directores, pero ésta fue una cosa excepcional.

Recientemente pasó por Iruñea a recoger el premio Luka Brejnovic, que otorga la universidad privada, y mencionó la dificultad para distribuir sus películas por estar ligado a la iglesia institucional católica, ¿a qué problemas se refiere?

Veo que un divorcio entre la Iglesia y la cultura es algo muy profundo... Yo pertenezco al Consejo Pontificio para la Cultura y esto es algo negativo para el cine, ya que existe hostilidad por parte de los estados laicos.

¿No será la causa de las dificultades en la distribución el hecho de que se trate de cine europeo?

Existe una mentalidad europea, sí. Además, la diversidad cultural es muy amplia, pero estamos perdiendo nuestra posición privilegiada. Estamos en un momento triste porque no tenemos un sueño europeo. A pesar de ello, tenemos ciertos valores, como la ironía.

Usted está participando junto a Adán Aliaga, Yasmine Kassari, Myriam Mézières y Enrique Villén en el jurado del certamen cinematográfico. ¿Cómo está resultando?

No puedo adelantar nada sobre las proyecciones, claro. Pero creo que ésta es un aventura interesante. No nos conocíamos de antes, pero discutimos y confrontamos visiones diversas.

Usted lleva más de 40 años en el mundo del cine, ¿en qué fase se encuentra?

Sí, mucho tiempo (ríe). Tengo muchos proyectos que hacer en poco tiempo, porque según avanza la edad a todos nos queda menos tiempo. Acabo de terminar una película en Italia, y la estrenaré en junio. Se llama «El sol negro». Por otro lado, tengo proyectos internacionales y otros más en Polonia, además de muchos viajes y festivales a los que acudir.

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