Antxon Gómez, secretario general de EAE-ANV
«Nuestra mano está tendida, ilegalizarnos sería su fracaso»
Ramón SOLA | AIA
Las siglas de ANV vuelven a primer plano en un momento que parece resumir toda su historia. La ilegalización que marcó sus inicios en 1930 es hoy más que una amenaza. Y la clave actual para la solución al conflicto pasa por una propuesta, la autonomía a cuatro con derecho a decidir, que ANV abanderó en su día. Así las cosas, y a la espera de lo que pueda decir el Tribunal Constitucional, su secretario general, Antxon Gómez, piensa en llenar las urnas de votos el 27 de mayo y abarrotar Bilbo este sábado para mostrar de nuevo que no cabe exterminar ideas y que el camino es la negociación.
¿Qué cara se le queda cuando el Tribunal Supremo ilegaliza 133 listas afirmando que Batasuna las ha «infiltrado»?
Es peor todavía la que se te queda, como es mi caso, cuando te dicen que siendo secretario general de ANV has infiltrado las propias listas de tu partido. Se han roto los límites del absurdo en materia jurídica, que se supone que tenía que ser el summun de la lógica y la protección de los derechos civiles. Aquí lo que se da es un atropello monumental de derechos civiles y políticos, con una mentalidad de Justicia colonial, que no deja a la ciudadanía vasca votar lo que crea en conciencia. La democracia es el respeto a tus propias listas y tus votantes, a las que no son tuyas, y también a las de tus adversarios. Esto es democracia.
¿Y qué piensa cuando oye a Imaz insinuar que la izquierda abertzale ha ensuciado listas para evitarse «batacazos»? Se supone que habla de ANV...
Ese tipo de declaraciones reflejan la mentalidad de cada uno. La militancia y los votantes jelkides deberían reflexionar sobre cómo la mente de Josu Jon Imaz puede llegar a hacer argumentaciones tan sumamente torticeras y retorcidas.
¿Dónde está la raíz profunda del problema? ANV ha hablado de victoria del franquismo sociológico en el Estado español...
Las diferentes organizaciones izquierdistas y abertzales de Euskal Herria dijimos en su momento que lo que denominaron transición nos situaba en parámetros de prolongación del franquismo. Ha estado algunos años agazapado, con vergüenza de salir a la palestra, pero a raíz de la victoria de la derecha neofranquista del PP nos encontramos con esa reaparición. Hablamos a fin de cuentas del mayor partido de extrema derecha de Europa Occidental, de un partido que va más allá que el de Le Pen. Ahí están las declaraciones del arzobispo de Iruñea, o la Ley de Partidos...
Pero a quien ANV achaca la responsabilidad de esta ofensiva judicial es a PSOE y PNV, que fueron sus compañeros de trinchera. ¿No es descorazonador?
El PNV juega con dos barajas. El Gobierno de Lakua habla contundemente contra la Ley de Partidos, pero al mismo tiempo prepara a su masa social para que acepte de manera borreguil las consecuencias de esa Ley de Partidos, sin poner en duda en ningún momento la legitimidad democrática de esas instituciones. Parece que hay ciudadanos que sirven para pagar impuestos, pero no para tener derechos civiles y políticos. Si al final se consuma este despropósito, cualquier institución que se conforme según esos resultados será totalmente ilegítima, desde para cobrar impuestos hasta para hacer una obra... o al menos tan ilegítimas como eran durante el franquismo. Es que en el franquismo también había cierta pluralidad política: había carlistas, falangistas, monárquicos, el Opus Dei...
¿Por qué ha decidido ANV presentarse a estas elecciones?
Durante estos cuatro años ha existido en todas las instituciones municipales y forales de Euskal Herria una conculcación del derecho a la representación de todas las personas que tenemos unas ideas izquierdistas e independentistas. Queremos hacer una aportación para que esto no se siga dando.
Habrá quien se sorprenda de cómo han hecho tantas listas...
Me alegra que este periódico me haga esta pregunta, ya que cualquiera que conozca a este pueblo sabe cómo los sectores progresistas y abertzales fueron capaces de reaccionar frente al cierre de un diario y levantar otro en dos días, cómo luego se superó el trauma que supuso para todos los euskaldunes el cierre del único diario en euskara y levantar otro en tiempo récord... Pero podemos comprender que para el españolismo es muy difícil entender que la sensibilidad de izquierdas y abertzale va mucho más allá de lo que puedan ser unas siglas concretas, sean las que sean. Hay miles y miles de hombres y mujeres en este país que en su vida han militado en unas siglas concretas pero que están hasta las narices de haberse encontrado durante cuatro años sin una representación, sin una posibilidad de que sus votos fuesen tenidos en cuenta. Han dado el paso de apoyar unas siglas históricas, legales y con una trayectoria democrática intachable, de izquierdas, republicana e inde- pendentista. Lo verdaderamente sorprendente ha sido la rapidez con la que se han podido completar nuestras listas.
Junto a ello, el entorno de ANV va mucho más allá que nuestra propia militancia. Este partido ha dejado huella en este país, en el sentido de que hay mucha gente cuyo abuelo, abuela, padre... fueron militantes de ANV. Por eso siempre hemos tenido unas simpatías muy grandes. Por citar un ejemplo, a Txutxi Ariznabarreta le vinculamos con LAB, pero su tío fue un gudari de ANV al que mataron en la guerra. Otro caso: mi abuelo, Félix Lorente Buesa, fue uno de los fundadores de ANV en Gasteiz. Iba de candidato del Frente Popular a las municipales que no llegaron a celebrarse en 1936. Una de las acusaciones para encerrarlo en la cárcel durante tres años y medio fue precisamente ésa: iba a ser el primer concejal de izquierda abertzale en Gasteiz. Es curioso que 70 años después la acusación del Estado neofranquista contra su nieto sea tratar de formar listas de ANV para las elecciones, y que eso se siga considerando delito.
¿Para qué deben servir estas elecciones?
Lo fundamental es ir a votar. Si volvemos a colocar en las urnas cientos de miles de papeletas izquierdistas e independentistas, republicanas o rojoseparatistas, como les gustaría decir a los del PP, pondríamos sobre la mesa de nuevo que no se pueden poner puertas al campo ni cercos a las ideas, y que verdaderamente la única solución para el contencioso vasco pasa por una solución dialogada y negociada.
La manifestación de este sábado puede ser un buen termómetro. ¿Qué espera ANV?
Va a ser la enésima constatación de que las ideas de izquierdas y abertzales están totalmente enraizadas en nuestro pueblo, y de que por mucho que algunos piensen que pueden conseguir borrarlas de los corazones y las mentes no harán sino cosechar un nuevo y estrepitoso fracaso.
¿Ha valorado ANV el riesgo que suponía dar todo este paso? Ahí están los llamamientos a ilegalizar un partido de casi 80 años.
Si el Gobierno español llegara a ello, no haría sino constatar el total fracaso de la reforma política. Volver a ilegalizar un partido que estuvo ilegalizado en el franquismo y que tiene una trayectoria democrática intachable sería la enésima constatación de que los vascos no tenemos nada que hacer dentro de la legalidad española y que la única solución es separarnos de un Estado con una deriva totalitaria cada vez mayor. Su fracaso sería doble además, porque el de ANV ha sido un esfuerzo continuo de mano tendida para buscar una participación política normalizada y un engarce del independentismo en la legalidad.
Cuando se le pide a Antxon Gómez que explique a los más jóvenes cómo nació ANV, afloran sorprendentes paralelismos con la actualidad. «En la dictadura de Primo de Rivera, el PNV encuentra su referente histórico en Comunión Nacionalista Vasca, partido de derechas que estaba consentido e incluso fomentado por la propia dictadura a la que había conseguido seducir, que diría Josu Jon Imaz, gracias a su total sumisión al dictado. Recordemos que éste contaba con ministros socialistas en su gobierno, que afianzaban la propia dictadura y aprovechaban para entrar a saco contra sus enemigos políticos anarquistas y comunistas», cita Gómez. Añade que mientras tanto su rival de izquierdas, Aberri, estaba proscrito, al igual que múltiples expresiones locales de esta sensibilidad (sociedades, mendigoizales, grupos ligados a publicaciones...). Cuesta no ver similitudes con el presente, en la que la persecución alcanza a grandes partidos pero también a modestas agrupaciones locales.
ANV nació, añade Gómez, «por la vergüenza de ver a abertzales sometidos a Primo de Rivera». También como reacción a la represión. Y más cosas: «Es el intento histórico de, por una parte, engarzar el abertzalismo y el socialismo (y en esto los vascos nos podemos poner una medalla, porque fuimos los primeros). Y, por otro lado, es un compromiso de mano tendida hacia el Estado español para tratar de engarzar el independentismo en la legalidad, republicana en este caso. Aquí encaja la propuesta de Estatuto con derecho de autodeterminación», equiparable a la actual propuesta del Anaitasuna que ha sido fijada como clave para la resolución. «A partir de ahí, sería el Estado quien nos tendría que seducir, no al revés», concluye el secretario general de ANV. Pero ni siquiera este momento ha llegado. 77 años después, Madrid se resiste a dejar de morder esa mano tendida.