Léonie Aguergaray, Miguel Torre y Beñat Elizondo son los cabezas de lista que la coalición Euskal Herria Bai presentará a las ya cercanas elecciones legislativas en el Estado francés. En el pasado, las tres formaciones abertzales han concurrido, cuando lo han hecho, por separado y apoyando en ocasiones a candidatos de obediencia francesa. El sistema electoral republicano favorece, cuando no obliga, que se establezcan intercambios de apoyos que han difuminado tradicionalmente la presencia social real de las formaciones que defienden la causa nacional vasca.

La posición de reiterado rechazo por el Estado francés a iniciativas tan democráticas como una consulta o su rechazo a toda reordenación territorial con vistas a permitir que los ciudadanos de Nafarroa Beherea, Lapurdi y Zuberoa cuenten con unas instituciones propias, tal como demandan mayoritariamente sus ciudadanos y hasta sus electos locales, es el contexto general de ese acuerdo electoral entre AB, Batasuna y EA.

Euskal Herria Bai incursiona en la campaña electoral con el propósito de hacer patente la voluntad de los vascos y las vascas de decidir sobre su futuro, pero también con el ánimo de plantear a París dos cuestiones claves como son el proceso de resolución del conflicto político y el reconocimiento territorial. Esos ejes, junto al respaldo a políticas sociales y el rechazo a modelos de desarrollo -en particular de infraestructuras- opuestos a los objetivos de sostenibilidad son las señas de identidad de una candidatura que se presenta en sociedad a escasos dos meses de que los abertzales celebraran unidos el Aberri Eguna.

El acuerdo político se ha abierto camino, no sin dificultades, dejando de lado posicionamientos de frentismo. El PNB se ha quedado solo con su «frente democrático» para excluir a Batasuna. Esa y otras fórmulas de colaboración todavía más vergonzantes defendidas por ese partido en el difícil contexto político que vive Euskal Herria se sitúan al margen del proceso democrático que reclama la mayoría de la ciudadanía vasca.