Película planteada para el lucimiento actoral de Hilary Swank, la actriz que a más temprana edad cuenta con dos Oscar, los logrados por «Boys Don't Cry» y «Million Dollar Baby». Actualmente tiene 33 años, lo que no le ha supuesto ninguna dificultad para encarnar a un personaje real cuando contaba exactamente 23. Se trata de la profesora de literatura Erin Gruwell, quien personalmente insistió en que sus experiencias docentes fueran incorporadas en la pantalla por Hilary Swank, quien desbancó a otras candidatas al papel, entre las que se encontraban Cameron Díaz, Reese Witherspoon, Ahsley Judd y Kate Hudson. La idea de la verdadera protagonista era que el trabajo de Swank permitiera establecer diferencias con otros títulos sobre maestras ejemplares, especialmente con respecto a «Mentes peligrosas» y la caracterización que Michelle Pfeiffer hizo famosa. Fue lo mismo que pensó Wes Craven al elegir a Meryl Streep para protagonizar «Música del corazón», película que responde al mismo planteamiento melodramático de «Diarios de la calle», sustituyendo el aprendizaje musical por el de la escritura.

En efecto, el arte de escribir es el medio expresivo que sirve de válvula de escape a un grupo de estudiantes problemáticos, que terminarán encontrando en los libros una herramienta de superación personal para salir de la droga y la violencia de las bandas callejeras. Los hechos se remontan a los disturbios raciales ocurridos en Los Angeles en 1994, periodo convulso en que a la profesora Erin Gruwell le tocó dar clases en un instituto de barrio, en el que los hijos de los inmigrantes no demostraban sentir interés alguno por la clase de literatura. Para llamar la atención de su desmotivado alumnado tuvo que invocar a los raperos malditos, elevándolos a la categoría de poetas urbanos, con el finalmente asesinado Tupac Shakur como principal icono de mediados de los 90.

«Diarios de la calle» se basa en el libro «The Freedom Writers», que contiene una selección de los relatos autobiográficos escritos por un total de ciento cincuenta pupilos que pasaron por las aulas de la joven profesora durante esa década.

El guión adaptado es obra de Richard LaGravanese, quien también se ha encargado de la dirección. Estamos hablando de un autor consagrado como guionista, cuya contribución cinematográfica ha dependido de los tratamientos dados a sus guiones por directores de indudable solvencia, pues no hay más que ver lo que Terry Gilliam hizo con «El rey pescador» o Clint Eastwood con «Los puentes de Madison». Las ocasiones en que, por distintas y variadas razones, ha llegado a responsabilizarse de la realización de alguna de sus ideas plasmadas sobre el papel, salvo tal vez en el corto episodio del film colectivo «Paris, je t'aime», no ha conseguido igualar a otros de sus distinguidos adaptadores.

En «Diarios de la calle» tampoco intenta añadir en el rodaje algo nuevo al texto, fiel a su invariable función de mero traductor que se limita a vigilar que los intérpretes sigan la pauta marcada por los diálogos originales. Si el resultado mejora es porque, además de contar con Hilary Swank, se beneficia de los hallazgos puntuales del cantante Mario y de la latina April Lee Hernández, las dos llamativas y prometedoras revelaciones de esta función escolar con vocación aleccionadora.