La substitución del desarrollo político y democrático de Euskal Herria y Catalunya por la gestión estatutaria es una burda intentona para hipotecar del derecho a decidir de estas comunidades

Coincido con usted, Sr. Ibarretxe, en asumir el dolor causado. Pero TODO el dolor. Y para ello es necesaria una catarsis plural y colectiva que nos muestre realmente que otra historia es posible