Antes de que la singular actriz infantil Abigail Breslin triunfara con la comedia revelación «Pequeña Miss Sunshine», ya se había dado a conocer con otra realización independiente descubierta por el Festival de Sundance. En «Keane» es dirigida por Lodge H. Kerrigan, especialista en retratos urbanos desesperadamente hiperrealistas, tal como pudo comprobarse en su trabajo previo, «Claire Dolan», que era una dura radiografía de una inmigrante irlandesa obligada a prostituirse.

Las imágenes neoyorquinas que ofrece «Keane» vuelven a ser igual de desoladoras, de lo que se encarga una obsesiva cámara en mano, de estilo Dogma. La víctima de esa persecución angustiosa es el actor Damian Lewis, que representa el drama de un esquizofrénico presa de una paranoia acerca del extravío de su pequeña hija. Centra su búsqueda en la central de autobuses, entablando relación con otras niñas que son la extensión de esa pérdida, que no se sabe con seguridad si es real o fruto de sus desvaríos mentales.