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«A las mujeres se nos ha negado el estatus de agente económico»

Amaia del Río
Técnica de Sensibilización y Educación para el Desarrollo de HEGOA

Amaia Hegoa trabaja en el Instituto de Estudios sobre el Desarrollo y Cooperación Internacional Hegoa, organizador del seminario sobre «Derechos económicos de las mujeres», que tendrá dos citas más el 30 de mayo y el 6 de junio. En esta entrevista desgrana algunos de los conceptos sobre esta iniciativa por el reconocimiento del estatus de las mujeres como actoras económicas.

Nerea GOTI |

Amaia del Río aporta algunas claves sobre las que girará el debate en el seminario, en el que ya se ha podido escuchar la experiencia de la experiencia de las mujeres de organizaciones del sur en el camino por el reconocimiento de la mujer como agente económico.

Señalan que las políticas neoliberales amenazan los derechos de las mujeres, ¿en qué términos se produce esa amenaza?

Las políticas neoliberales y el patriarcado son grandes aliados; se refuerzan mutuamente. Desde la lógica neoliberal, el trabajo doméstico de las mujeres no se ha considerado actividad productiva, y tampoco se ha tenido en cuenta la división sexual del trabajo. Sin embargo, como afirma Cristina Carrasco, el modelo de producción capitalista depende de los procesos de reproducción y sostenibilidad de la vida humana. El impacto sobre los derechos de las mujeres es muy negativo; además de salarios inferiores y la concentración en un reducido número de ocupaciones, tienen menos acceso al control de los medios de producción, empleo, oportunidades de capacitación e información y mecanismos de decisión en el sector privado y en el hogar. Además, las políticas neoliberales han incrementado la mercantilización del cuerpo y la vida de las mujeres, así como sus relaciones con la violencia y el poder.

Apuntan que organizaciones feministas luchan por situar en el centro las relaciones de género. ¿Qué avances ha habido?

Lo que más conozco es el trabajo de las organizaciones feministas del Sur y éstas sí han tenido una experiencia importante. Estos grupos de mujeres se han organizado en redes para denunciar los efectos del modelo económico capitalista y exigir la protección de los derechos económicos de las mujeres. Existen experiencias exitosas en la región latinoamericana que permiten visualizar cambios positivos en la participación económica, política y social de las mujeres.

Experiencias como las de las Mujeres de Vía Campesina, en lucha por la soberanía alimentaria, la Red Latinoamericana Mujeres Transformando la Economía, que entre sus objetivos luchan frente al libre comercio, la Red Internacional de Género y Comercio, que pretende ser un espacio de reflexión feminista y de acción global sobre comercio internacional o la Red Centroamericana de mujeres en solidaridad con las trabajadoras de la maquila, etc. Los avances más importantes tienen que ver con conseguir retomar una agenda económica desde el feminismo y extender a otros movimientos las demandas de las mujeres.

Uno de los objetivos es reconocer el estatus de las mujeres como actoras económicas.

Históricamente, las mujeres hemos sido consideradas ajenas a los derechos económicos y participes sólo de manera marginal en la actividad económica nacional. Se nos ha negado el estatus de agente económico y, en consecuencia, las decisiones más políticas se realizan considerando el lugar que se nos supone en la economía y en la sociedad. Como afirma Magdalena León, desde el neoliberalismo, el trabajo, el empleo y la pobreza han sido tratados exclusivamente en el ámbito social, invisibilizando el carácter político y económico de la pobreza y de la división sexual del trabajo. Las mujeres se vuelven el centro de estas políticas neoliberales porque son vistas como mejores gestoras de los recursos gubernamentales, ya que estarían más preocupadas por el bienestar de su familia que por el de ellas mismas.

Hacen un llamamiento a las ONGD a reflexionar sobre su actuación en la cooperación. ¿Qué errores se han cometido?

No sólo los gobiernos y organismos gubernamentales han utilizado a las mujeres; en muchos momentos y situaciones la cooperación internacional tampoco ha estado a la altura. Durante mucho tiempo la estrategia de la cooperación y en concreto de las ONGD ha sido centrarse en las mujeres en calidad de productoras y siempre a partir de su responsabilidad con la familia y no como ciudadanas con derecho a la autodeterminación y autonomía personal. Si bien hay que señalar que existen proyectos y experiencias que han promovido el empoderamiento de las mujeres, en demasiadas ocasiones el modelo económico imperante también se reproduce en las iniciativas de cooperación internacional, representando la incorporación de la perspectiva de género una mera postura «estética».

Por ello, la mayoría de los proyectos visibilizan a las mujeres únicamente como productoras considerando que las carencias familiares serán resueltas cuando las mujeres obtengan ingresos monetarios. De esta manera, los destinatarios de estas iniciativas son las familias pobres, siendo las mujeres visibilizadas como agentes intermediarios para lograr el bienestar familiar. Las ONDG debemos apoyar iniciativas de desarrollo que sitúen la vida humana en el centro de las políticas económicas.

cooperación

«Durante mucho tiempo la estrategia de la cooperación y de las ONGD ha sido centrarse en las mujeres en calidad de productoras y en su responsabilidad con la familia»

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