Londres devuelve restos óseos de aborígenes australianos
GARA | LONDRES
Tras una larga batalla legal, el Museo de Historia Natural de Londres repatrió ayer los restos de 17 aborígenes australianos del siglo XIX, en un caso similar al que enfrenta a Gran Bertaña y Grecia por los frisos del Partenón. No en vano los huesos también se conocen como los «frisos de Australia».
Los restos óseos pertenecen a indígenas de la isla de Tasmania. Más de cien años después de haber sido expoliados, serán repatriados gracias a un acuerdo entre el museo y el Centro Tasmano de Aborígenes (TAC).
El museo ya se comprometió el año pasado a repatriar los «frisos de Australia», pero su intención de hacer antes pruebas de ADN empujó al TAC a interponer una demanda. La Justicia le dio la razón y las partes llegaron a un acuerdo para que el material genético obtenido en previas investigaciones se guarde en Tasmania, aunque su futuro uso dependerá del consentimiento del museo y el TAC.
Descansen en paz
De acuerdo con las creencias aborígenes, los muertos no pueden acceder al mundo de los espíritus si sus cuerpos no son sepultados en la tierra que los vio nacer. «Finalmente, podemos llevarlos a casa para que descansen sus almas atormentadas», comentó al respecto Greg Brown, del TAC, que venía reivindicando el retorno de sus antepasados desde 1985. «Al final, las discusiones fueron fructíferas y hemos aprendido mucho», dijo Oliver Stocken, presidente del museo.
Los restos incluyen un cráneo robado en el siglo XIX por George Augustus Robinson, contratado por el Gobierno británico con el fin de apropiarse por la fuerza de tierras para los colonos europeos. En aquella época, los científicos estaban fascinados con los aborígenes de Australia, de ahí que se perpetraran con frecuencia robos en sus tumbas.
Desde el 2004, cuando se promulgó una ley que posibilita el retorno de los huesos, Australia ha reivindicado sin mucho éxito unos 450.