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Apuesta en firme por las vías pacíficas y democráticas

La manifestación que recorrió ayer tarde las calles de Bilbo es la demostración más evidente de la voluntad de las gentes de izquierda y abertzales de recorrer el camino de las soluciones políticas. Tras una semana marcada por la incursión de tribunales foráneos en el proceso electoral del 27 de mayo, la marcha protagonizada por miles de personas remarca con claridad la voluntad de este sector político firmemente arraigado en nuestro país por construir el futuro en clave de igualdad.

Es evidente que no asistimos en Bilbo ni a una exhibición de victimismo ni a la pretensión de imponer unas ideas sobre otras. No cabe ver tampoco en las expresiones escuchadas tras la marcha impulsada por EAE-ANV el deseo de actuar con ventajismo, por utilizar la expresión que emplean -para remarcar la supuesta «falta de autonomía» de la izquierda abertzale- esos mismos líderes políticos de los que no escuchamos ni una palabra cuando militares españoles hacen alarde de armas por las calles de este país.

La movilización de Bilbo lejos de reflejar ni victimismo, ni falta de autonomía, proyecta más bien la imagen de un paso decidido, uno más, dentro de las vías pacíficas y democráticas por las que los abertzales de izquierda creen honestamente que debe discurrir un proceso que aboque a la paz duradera y a la democracia plena.

El impulso social es fundamental cara a revertir los efectos de la estrategia ilegalizadora, en primer lugar, y para garantizar después que se den los avances precisos, en forma de acuerdos entre diferentes, cara a la construcción de un marco que no excluya a ningún sector de la ciudadanía, ya por sus ideas políticas, ya por su adscripción a uno u otro territorio de Euskal Herria. Esos ingredientes tan básicos, el derecho a que todos los proyectos puedan defenderse y llevarse a cabo, y el derecho a que toda la ciudadanía vasca pueda decidir sobre las cuestiones que afectan al país, son las claves para superar el momento difícil por el que atraviesa el proceso político.

Las exigencias propias de una campaña electoral no deberían hacer perder de vista que el reto fundamental que tendremos los vascos y las vascas, después del 27 de mayo y de la doble vuelta de las legislativas francesas es el de alcanzar un acuerdo que aborde la raíz del conflicto y permita dejar atrás el actual escenario de negaciones.

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