Una bomba estalló ayer a escasos 300 metros de una delegación de las Naciones Unidas, que acababa de llegar a Mogadiscio. La explosión se produjo al paso de un coche de las fuerzas de seguridad de Somalia que no formaba parte de la comitiva de la ONU, encabezada por el subsecretario para Asuntos Humanitarios, John Holmes.

Los cuatro ocupantes del vehículo resultaron muertos y hubo varios heridos. Ninguno de los 15 vehículos de la delegación se vio afectado por la deflagración. En el momento del atentado, se dirigían desde el aeropuerto al cuartel de la ONU, en el sur de la capital somalí. Tras lo ocurrido, Holmes, el oficial de más alto rango de la organización en visitar Mogadiscio en una década, suspendió el recorrido por la ciudad y se quedó en su habitación privada, donde mantuvo varias reuniones.

Según explicó, el objetivo de este viaje oficial es analizar la situación del país y la de las miles de personas que tuvieron que escapar por culpa de los intensos combates registrados entre milicias islamistas y los ejércitos etíope y somalí. Diversas organizaciones humanitarias han cifrado en, al menos, 1.670 las personas muertas en menos de mes y medio a causa de los enfrentamientos bélicos.

«Hay una seria crisis humanitaria y he venido a verla por mí mismo, para hablar con las autoridades e intentar presionarlas para que hagan lo necesario para facilitar la llegada de ayuda humanitaria», manifestó Holmes. «Su responsabilidad es proteger a los civiles y, como mínimo, no obstruir la llegada de ayuda», añadió. Dijo también que tiene intención de reunirse con el presidente, Abdulahi Yusuf Ahmed, y con el primer ministro, Ali Mohammed Gedi.