Apenas ha transcurrido un día desde que dejó atrás los muros de la cárcel zaragozana de Zuera, pero los sentimientos de «Juanra» siguen todavía presos junto al resto de compañeros del Colectivo de Presos Políticos Vascos. Un compendio de sensaciones que revivió una y otra vez cuando, de camino a Barcelona, era recibido por centenares de personas en la mayoría de los pueblos por los que pasó.

En esta entrevista que el ya ex preso político catalán ha concedido a GARA, «Juanra» incide en su sentimiento de «orgullo» por haber participado «en la lucha de liberación de Euskal Herria».

¿Que tal te encuentras ahora?

Bien, pero ayer dormí más bien poco por toda la intensidad y las emociones del día.

Se mezclan muchas emociones; aparte de la alegría por salir y estar con los tuyos, piensas en todos los kides que se quedan atrás. Esa mezcla de tristeza y alegría, esa sensación de que tenemos que seguir luchando para sacarlos como sea a todos de allí, eso marca bastante. Era lo que sentía ayer todo el rato.

¿Y cómo transcurrió el día después de abandonar Zuera?

Primero paramos en un pueblecito, Capelladas, donde hubo una comida para la gente que vino a la cárcel. Pero llegamos tarde por los controles de la Guardia Civil y de la Policía. Luego, a todos los lugares llegamos tarde. Todo fue sorprendente, pero lo de Gracia ya fue increíble. La gente se había subido al balcón del Ayuntamiento y había una pancarta de unos 20 metros: «Bienvenido a tu barrio! Gracias por tu lucha, Juanra!». Un revulsivo, la verdad.

Con todo ese recibimiento, al final, hablas. Y dije que había que seguir luchando, que había que traer a casa no sólo a los presos políticos catalanes, sino que también a los vascos, y que teníamos que luchar por los derechos de Euskal Herria y los de Catalunya.

En estos cinco años, además, has sido parte del Colectivo de Presos Políticos Vascos. ¿Cómo valoras esa experiencia?

He estado en el colectivo desde el principio, desde Holanda. La cárcel es la cárcel, pero la experiencia de estar con los kides del Colectivo, el hecho de participar directamente y compartir la cotidianidad, los pequeños detalles, el día a día con los kides, eso ha sido muy grande.

La solidaridad, el cariño, el calor, la cercanía que percibes y recibes, eso ha sido, en mi caso al menos, lo que de verdad te ayuda a enfrentarte al enemigo.

Y de todo lo que has vivido, ¿con qué te quedarías?

Con que he participado directamente en la lucha de liberación de Euskal Herria. Eso es algo que, personalmente, siento que me engrandece, que me ha enriquecido. Que me ha llenado el participar, en una medida u otra, en la liberación de Euskal Herria. Es algo que ha dado mucho sentido a mi vida. Me ha marcado. Yo ahora salgo a la calle con la sensación de que debo de seguir la lucha.

Siendo catalán, el hecho de ser acusado de colaborar con ETA habrá repercutido en los círculos independentistas de Barcelona en los que te movías, ¿no?

En los movimientos sociales, que era donde nos movíamos Zigor Larredonda, Marina Bernadó y yo, la criminalización estaba ya a la orden del día. Desde que en 1996 el PP llegó al poder, la literatura que criminalizaba a los movimientos sociales ha ido en aumento. Todo lo que ocurría en Barcelona era la conexión Barcelona-Jarrai. Los movimientos sociales han sufrido directamente la criminalización por nuestra militancia política.

Eso es cómo lo ha vivido el enemigo, pero cómo lo han vivido los compañeros quedó reflejado en el ongietorri de ayer, que aun habiendo sufrido la represión, la gente agradece mucho la militancia y la lucha.

La solidaridad que ha existido siempre entre Catalunya y Euskal Herria es bidireccional, es un puente que está establecido.

Te detuvieron en enero de 2002 en Amsterdam y fuiste el primero al que le aplicaron la Eurojust. Un año más tarde fuiste entregado a Madrid. Tras tu paso por la Audiencia Nacional, te enviaron a la cárcel. ¿Cómo recuerdas aquello?

Había mucha presión por parte de los cuerpos diplomáticos. Había disparidad de opiniones entre los jueces. Pero, dos días antes de mi juicio, el juez, que era contrario a que me entregaran, cayó sospechosamente enfermo. Justo cinco días después de que Aznar visitara el país.

Y el paso por la Audiencia Nacional fue un paripé. Vamos, dónde y en un tribunal de guerra creado expresamente para revestir de Derecho todas las vulneraciones que se hacen contra el pueblo de Euskal Herria y su lucha.

Has vuelto, en libertad, de nuevo a Barcelona. Y ahora ¿qué?

Pues ahora, con toda la experiencia enriquecedora que tengo y con toda la certeza de que quiero seguir participando en la lucha de Euskal Herria, pues haber cómo desde aquí puedo canalizar mi militancia.