La Ley de Igualdad recientemente aprobada en Navarra ha obligado a las formaciones que se presentan a las elecciones del 27 de mayo a hacer encaje de bolillos para cumplirla, para poder respetar la proporción 40-60% de hombres y mujeres en las mismas.

Por ello, después el 27 de mayo habrá sin duda más mujeres en los ayuntamientos y en el Parlamento de Navarra, aunque una vez realizados los recuentos y constituidas todas las instituciones, está proporción no va a ser tan clara ni limpia.

El hecho de que haya más mujeres es algo justo y democrático, en la medida en que somos un poquico más de la mitad de la población. Además, puede ir posibilitando unas instituciones más sensibles al reconocimiento de una ciudadanía plena para todas las personas, y por lo tanto no ajena al hecho de la existencia de ese otro mundo en el que existen, entre otras cosas, los cuidados de las personas y la tareas domésticas, la necesidad de la conciliación de la vida en todas sus facetas, de la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, de la creación de los servicios necesarios... Y unas instituciones que poco a poco vayan incorporando la mirada de mujer y la visión de género en el análisis de la política que realizan, intentando ser más justas, equitativas, paritarias, igualitarias y garantes de los derechos para todas las personas.

Además, si de paso, al haber más mujeres y éstas no renuncian al hecho de serlo, ni de algunos de los valores que tradicionalmente se nos han adjudicado como el cuidado, el mirar por la sostenibilidad de la vida en lugar de acabar con ella, la empatía, el realismo de la cotidianeidad y del día a día, sino todo lo contrario, los defienden como valores necesarios para todas las personas y por lo tanto para una actuación más ética y humana en la política... pues sería estupendo. Así que, en todos estos aspectos, la Ley de Igualdad, en lo que se refiere al hecho de listas paritarias en las elecciones y en otros espacios de representación, es una necesidad que va a cumplir su función hasta que el mundo sea más democrático, equitativo y justo también en esta materia. A esto hay que añadir que va a permitir a bastantes mujeres romper el techo de cristal de los prejuicios e ideas preconcebidas, accediendo a los espacios públicos en los que se corta el bacalao y se decide sobre el bienestar de las vidas de las personas, y especialmente les va a permitir formarse en el espacio público, ya que para desenvolverse en él hay que tener primero un previo: Estar. Luego ya se verán las capacidades, que por supuesto no todas serán iguales, al igual que ocurre en los hombres. Así que no hay mujeres florero. Hay mujeres y hombres en el mundo de la política y en las instituciones con capacidades y sensibilidades diferentes, con más o menos valía y dependiendo del ángulo en el que cada cual se fije o al que le dé más valor. Yo personalmente valoro que sean personas éticas, capaces de no distanciarse de quienes está representando y con mucha empatía hacia todas la desigualdades.

Aclarado esto, tengo que decir que, a pesar de los esfuerzos de la ley, se va a demostrar una vez más aquello de que puesta la ley, puesta la trampa. Y de que no estamos en condiciones de igualdad cuando se trata del espacio de decisión.

¿Que va a pasar en Navarra a partir del 27 de mayo desde esta perspectiva? Que ninguna mujer tiene la posibilidad de ser presidenta de nuestra Comunidad, en la medida que no hay ninguna encabezando lista para esta opción. Que mujeres con posibilidad de ser alcaldesas son bastante menos que hombres, a excep- ción de Pamplona. Ateniéndonos al número de personas que encabezan las listas de las siete formaciones que tienen posibilidad de salir en diferentes lugares de Navarra, en el caso de que todas hubieran sido legalizadas, el porcentaje de mujeres encabezando candidaturas es: UPN, 28%; PSN, 22%; Na-Bai, 12,5%; ASB, 47%; IUN, 34%; CDN, 18,7% y ANV, 22%.

Que, ateniéndonos desde este mismo criterio al análisis de Parlamento y Ayuntamiento de Pamplona, PSN, CDN Y ASB, tienen una proporción del 100% de hombres. Las otras, un 50%.

Que una vez más, las listas nos reflejan la realidad: Más fácil tener espacio en ayuntamientos que para presidir gobiernos. Mucho más fácil cuanto más pequeños, en los que hay mucho trabajo y poco reconocimiento públi- co. Lugares en los que no hay grandes decisiones relacionadas con el dinero y sí mucho trabajo voluntario y comunitario.

El 28 de mayo se va a notar el cambio. Habrá más mujeres, pero no vamos allegar al 40-60% en lo referente al mando real. Más bien, a tenor de los datos, nos quedamos muy escasas en su conjunto. ¿Qué hubiera pasado sin la Ley de Igualdad?

¿Qué va a ocurrir una vez constituidos ayuntamientos y parlamentos? Se van a seguir manteniendo los estereotipos y por tanto dando a las mujeres mayoritariamente la responsabilidad de Igualdad y Mujer, Servicios Sociales, Educación, Salud... y muy poco en Urbanismo, Hacienda, personal, Servicios...? Esto merecerá otro análisis.

Las cifras nos siguen diciendo que no estamos en una situación de igualdad de oportunidades y que además, conseguirla no es tan fácil como a veces se está diciendo. Las resistencias son reales. Hay que seguir y es imprescindible que se constituya un observatorio sobre la igualdad en Navarra, para que actúe de conciencia colectiva.