Maite SOROA
A desfilar hasta el PP
A Savater y Gorriarán se les ha ocurrido fundar un partido cuya única seña de identidad sea la fobia enfermiza al nacionalismo -vasco, claro- y su embelesamiento ante la rojigualda, los Reyes Católicos y las burlas al txistu, al txakoli o a la txapela. Y es- peraban el aplauso entusiasta de los de la fachongada hispana. Pues no. Esos no olvidan que lo fundamental es mandar ellos.
Por eso ayer en «Abc» dedicaban un editorial a la ocurrencia en el que aplaudían la idea porque «implica una premisa importante en el actual momento político: el paso al frente de los pensadores e intelectuales que, desde posiciones de izquierda o centro-izquierda, desean impulsar un cambio político en España». Luego viene la rebaja y el editorialista les reconviene: «es precisamente este punto, el de la opción elegida para desarrollar la iniciativa de Basta Ya, el que exige de sus promotores una reflexión más profunda en aras, sobre todo, del éxito de su propues- ta. Sin duda, debe ser bienvenida en todo caso, y sin reserva alguna, la decisión de un grupo de intelectuales y profesores de tomar conciencia de la situación para ir más allá de la denuncia y poner los medios para el cambio profundo que necesita España. La cuestión es si ese cambio requiere la aparición de un nuevo partido o si sería más coherente con la encrucijada actual que el discurso político de Basta Ya actuara como un factor de orientación social y de formación de una masa crítica que se comporte como un revulsivo transformador». Para refozar sus tesis, se valía de un compañero de andanzas de los promotores: «Mikel Azurmendi planteaba en concreto la necesidad de tomar partido en este momento político y, en este sentido, anunciaba su voto por el PP. Pues bien, la iniciativa de Basta Ya se basa en unos principios que el partido liderado por Mariano Rajoy encarna con una solvencia acreditada, incluso en las peores circunstancias de esta legislatura, cuando los populares tenían que hacer frente al proyecto de estatuto catalán y a la negociación del Gobierno con ETA mientras aún pesaba el efecto de la derrota electoral y del 11-M y Rodríguez Zapatero gozaba de una confianza general que, luego, ha defraudado sin la menor consideración política ni ética. Savater y todos los intelectuales que apoyan su iniciativa saben que lo fundamental es generar un gran proyecto político nacional antes que meter a un nuevo partido en el registro del Ministerio del Interior». Hala, a vestirse de gaviotas. ¡Qué patético!