Los enfrentamientos armados en torno al campamento de refugiados de Nahr al- Bared han vuelto a traer a Líbano a primera plana informativa, al tiempo que el país vuelve a afrontar un nuevo problema en el ya de por sí complejo panorama regional.

La Fiscalía británica dio inicio ayer a un proceso judicial contra un antiguo agente del KGB, Andrei Lugovoi, y reclamó a Moscú su extradición por la muerte del también ex agente secreto ruso Alexander Litvinenko, un feroz crítico del presidente ruso, Vladimir Putin. El Kremlin rechazó la petición y el aludido denunció un proceso «político» en su contra.

Las autoridades nigerianas han denunciado a la farmacéutica Pfizer por haber utilizado presuntamente a doscientos niños como cobayas, causando la muerte de 18 de ellos. El proceso judicial comenzará el 4 de junio. La empresa asegura haber salvado la vida de esos niños.

Coincidiendo con los primeros y desgarradores testimonios de la masacre desde el interior del campo de refugiados de Nahr al-Bared, miles de personas se manifestaron en buena parte de los otros once campos donde se hacinan cientos de miles de palestinos expulsados de su tierra por Israel y amenazaron con un levantamiento general si el Gobierno libanés pro-occidental continúa con sus bombardeos, que ayer cumplieron su tercer día.

El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, calificó ayer de «atentado terrorista» la explosión de una bomba en un centro comercial de Ankara, que mató al menos a seis personas e hirió a cerca de un centenar. Al parecer, el explosivo fue depositado entre la entrada principal del centro y una parada de autobús y estalló a media tarde, cuando más concurrida está la zona. Fuentes policiales dejaron entrever la posible autoría del PKK, en base al explosivo utilizado.