«He concluido hoy que las pruebas aportadas por la Policía son suficientes para inculpar a Andrei Lugovoi por la muerte de Alexander Litvinenko por envenenamiento deliberado», anunció el director de la Fiscalía británica, Ken MacDonald, que añadió que estaríamos «ante un crimen de una gravedad extraordinaria».

MacDonald ordenó a sus servicios jurídicos iniciar el proceso de demanda para su extradición de Rusia. Según la legisla- ción británica, Lugovoi no puede ser oficialmente inculpado hasta que pise suelo inglés.

La Fiscalía General rusa se apresuró en rechazar una eventual entrega del sospechoso. «Según la Constitución de la Federación Rusa, los ciudadanos rusos no pueden ser extraditados a países extranjeros para ser llevados ante los tribunales y Lugovoi es un ciudadano ruso», respondió una fuente de la Fiscalía citada por la agencia rusa Ria Novosti.

Por contra, y pese a las tensas relaciones entre Londres y Moscú, la ministra británica de Exteriores, Margaret Beckett, reclamó la «plena cooperación» del Gobierno ruso y un portavoz de Downing Street exigió a sus representantes el «respeto de la legislación internacional».

«Fue un crimen grave. Nosotros buscamos y esperamos una total cooperación de las autoridades rusas», declaró Beckett en un comunicado oficial. «Éstas demandas han sido trasladadas al embajador ruso cuando ha sido llamado al Foreing Office».

«Nadie debe dudar de la seriedad con la que tratamos este caso», coincidió un portavoz del primer ministro, Tony Blair, quien se negó a especular sobre un rechazo oficial a la demanda por parte de Rusia que, recordó, es signataria junto a Gran Bretaña de la Convención Europea de Extradición.

Tras recordar los «importantes lazos económicos y políticos» entre ambos países, aseguró que Londres no renunciará «de ninguna manera» a seguir con el caso.

Por su parte, Rusia podría justificar su rechazo exigiendo nuevamente a Londres la extradición del oligarca ruso Boris Berezovski, opositor al Kremlin exiliado en Londres.

Envenenado con polonio 210

Alexander Litvinenko, próximo de Berezovski, murió el 23 de noviembre del pasado año tras tres semanas de agonía. Antes de fallecer responsabilizó al presidente ruso, Vladimir Putin, de su envenenamiento con polonio 210, altamente radiactivo.

Andrei Lugovoi, antiguo agente del KGB reconvertido en «empresario», se reunió junto a otros dos hombres con Litvinenko en Londres antes de que éste cayera enfermo.

La Policía británica asegura que dejó tras de sí rastros de polonio, tanto en los lugares que frecuentó en Londres como en el avión de regreso a Moscú.

Desde esta ciudad, el sospechoso se declaró «víctima. La decisión de la Fiscalía británica es política». añadió y prometió que en la próxima semana ofrecerá unas declaraciones «que causarán sensación en la opinión pública británica».