Ira entre los refugiados palestinos ante la masacre de Nahr al-Bared
Coincidiendo con los primeros y desgarradores testimonios de la masacre desde el interior del campo de refugiados de Nahr al-Bared, miles de personas se manifestaron en buena parte de los otros once campos donde se hacinan cientos de miles de palestinos expulsados de su tierra por Israel y amenazaron con un levantamiento general si el Gobierno libanés pro-occidental continúa con sus bombardeos, que ayer cumplieron su tercer día.
GARA |
«No vamos a quedarnos quietos mientras masacran a nuestros hermanos palestinos», advirtieron los refugiados palestinos del campo de Beddawi.
Protestas similares en el tercer día consecutivo de bombardeos contra el campo de Nahr al-Bared se repitieron en buena parte de la docena de campos de refugiados palestinos, incluido el mayor, el de Ain Helue, cerca de la ciudad de Saida, en el sur del País de los Cedros.
Desde el interior de Nahr al-Bared, los escasos testimonios revelan el alcance de la masacre. En conversación telefónica con la cadena Al Jazeera, el responsable médico del campo tildó la situación de «extremadamente grave» y narró que las operaciones quirúrgicas a los heridos se realizan en el suelo. Los heridos seguían siendo amontonados en los siete modestos centros médicos del campo.
Refugiados del campo arremetieron contra un grupo de periodistas que logró acceder al interior. «No necesitamos periodistas, lo urgente es que acaben los ataques», les espetaron.
El balance oficial de víctimas de esta nueva crisis asciende a 65 muertos y decenas de heridos, 17 de ellos civiles muertos bajo el constante fuego artillero del Ejército libanés.
No obstante, el mufti de la comunidad palestina en Líbano, Salim al Labadidi, cifró en más de un centenar los muertos en los últimos tres días.
Al Labadidi, líder religioso que decreta las fatwas (edictos religiosos) para esta comunidad, que alcanza los 400.000 miembros, exigió el cese de los bombardeos. «La población del campo no tiene nada que ver con Fatah al Islam. Este bombardeo debería terminar, porque la mayoría de las víctimas son civiles», añadió a Al Jazeera.
Atacado un convoy de ayuda
Cuatro palestinos murieron en la tarde de ayer al ser atacado un convoy de la ONU para los refugiados palestinos (UNWRA), que logró entrar al campo en uno de los paréntesis de los bombardeos artilleros.
Fatah al-Islam, organización islamista que el Gobierno libanés pro-occidental presenta como el objetivo de su ofensiva, había decretado horas antes un alto el fuego unilateral que fue rechazado por el Gobierno.
El Creciente Rojo palestino anunció la evacuación del campo de 27 refugiados, buena parte de ellos heridos. Sus testimonios eran desgarradores y narraban que sus familiares eran literalmente «cazados» por el fuego artillero o por francotiradores del Ejército libanés apostados en tejados.
«Masacrados en Gaza, masacrados en Nahr al-Bared. ¿Cuándo terminará este calvario?», lloraba desconsolada una sexagenaria que se golpeaba el pecho con las manos.
A última hora de ayer, y aprovechando un momento de calma en una jornada marcada por una frágil tregua, miles de refugiados huyeron del campo de Nahr al-Bared. Coincidiendo con este éxodo, el Ejército libanés anunció haber tomado posiciones en el interior del campo.
El Gobierno estadounidense mostró su total apoyo al Gobierno aliado libanés y a su decisión de bombardear el campo de Nahr al-Bared y apuntó contra Siria, situando la crisis en un presunto intento del Gobierno de Damasco de impedir la creación de un tribunal especial para juzgar la muerte en atentado hace más de dos años del ex primer ministro libanés Rafic Hariri.
«EEUU reafirma su apoyo al Gobierno legítimamente y democráticamente elegido frente a la amenaza del terrorismo y de la violencia política», declaró el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow.
«No toleraremos ninguna tentativa de la parte de Siria, de grupos terroristas o de quien sea para retardar o hacer descarrilar los esfuerzos de Líbano para consolidar su soberanía y hacer justicia en el caso Hariri», advirtió Snow, quien reconoció no estar en condiciones de precisar si Siria estaría detrás de la crisis. «Lo importante es enviar la señal», añadió el portavoz de la Casa Blanca.
El ministro de Exteriores sirio, Walid Muallem, negó cualquier relación de su Gobierno con el grupo Fatah al-Islam, presunto objetivo de los bombardeos de estos días. «Nosotros repudiamos a este grupo, cuyos miembros son buscados por nuestra Policía», recordó Muallem.
Por lo que respecta al tribunal especial que el Consejo de Seguridad de la ONU prepara para juzgar el caso Hariri, Muallem señaló que tiene como objetivo «forzar la rendición de todos los que hacen frente a la hegemonía americana en la región» y acusó al Consejo de profundizar las divisiones internas en Líbano.