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CRÓNICA Niños de la guerra

Setenta años después de huir del fascismo en el mismo barco

Luis Iriondo y Gene Iurre se conocieron ayer en Gernika, en el marco de la visita de miembros de la Asociación de Gipuzkoa de Niños de la Guerra. hace 70 años fueron evacuados en el mismo barco hacia el Estado francés. Ayer rememoraron recuerdos de la infancia marcados por los ataques de la aviación, el hambre y el alejamiento familiar.

Fue un encuentro emotivo. Víctimas vascas de la contienda del 36, personas que, siendo niños, fueron separadas de sus familias y evacuadas al Estado francés e Inglaterra con motivo de la entrada de las tropas fascistas en Bizkaia, compartieron jornada en el marco de la visita de la Asociación de Gipuzkoa de Niños de la Guerra a supervivientes de Gernika, con la mediación de Gernika Gogoratuz.

El encuentro demostró que tienen en común muchas más cosas de lo que inicialmente se pudiera pensar. Todos sufrieron la guerra en su infancia; perdonan pero no olvidan y, sobre todo, conforman una generación que estamos perdiendo sin que hayan recibido reparación ni perdón alguno. Y, lo que es más grave, en una Euskal Herria en la que el conflicto político no se ha resuelto y con los continuadores políticos de aquel golpe de mano manteniéndose en el poder y en las mismas tareas de responsabilidad política.

El destino quiso que, después de 70 años, Luis Iriondo y Gene Iurre se conocieran. El primero, de origen guipuzcoano por parte de padre, tenía 14 años cuando estuvo a punto de perder la vida en un refugio en Gernika, durante el bombardeo. Su padre y su hermano mayor estaban movilizados y él fue evacuado con su madre y dos hermanos desde Santander a Burdeos y, desde allí, a Normandía.

En el mismo barco, tal y como concluyeron en su encuentro de ayer, fue embarcado Gene Iurre, de padre vizcaíno, que contaba siete años cuando vio llegar a los aviones de la Legión Cóndor por Ibarrangelu, donde se refugió su familia tras la entrada de los facciosos en Donostia.

Jugando a canicas

«Estaba jugando a canicas y ví pasar el primer avión, luego otros. El siguiente recuerdo es el del barco en el que llegamos a Burdeos, donde nos vacunaron y vimos, tras mucho tiempo, el pan blanco que nos repartían junto con queso y una naranja. A mí también me enviaron a Normandía y, de allí, a las colonias vascas. Estaba solo porque soy hijo único y mi familia estaba en campos de concentración. Estuve 40 años fuera antes de volver», recuerda.

Iriondo, por su parte, también niño de la guerra, además de su condición de superviviente de Gernika, recuerda la salida del barco desde Bilbo «sin luces, ya que fuera esperaba el Canarias, y con el eco y los fogonazos de la batalla que se libraba en Artxanda. Luego, ya en Santander, partimos hacia Burdeos y, de allí, en tren, a Normandía. Yo sabía algo de francés y como no me atrevía a utilizarlo le dije a mi hermana que les pidiera a unas enfermeras que iban en el tren donnez-moi du chocolate».

Iriondo no dudó en calificar de «víctimas del terrorismo» a los habitantes de Gernika. «Olvidar no se olvida, y aquí nadie ha venido a reparar o a pedir perdón». Iurre, por su parte, se refirió a «lo injusto que ha sido todo» y «a la gentuza responsable de lo ocurrido. Olvidar eso es imposible, hay que sacarlo. Yo así se lo he contado a mis hijos».

En el acto también relató su experiencia Pedro Badiño, otro superviviente de Gernika, toda vez que Fernando Berradre entregó una placa conmemorativa, en representación de la Asociación de Gipuzkoa de Niños de la Guerra, a quienes sufrieron el bombardeo en abril de 1937.

Acto en Southampton

El setenta aniversario de la llegada a Southampton de casi 4.000 niños refugiados de Hego Euskal Herria se conmemorará el próximo sábado en esa ciudad del sur de Inglaterra con la presencia de algunos de ellos, hoy ya abuelos, y sendas representaciones oficiales de los gobiernos de Lakua y español.

El 23 de mayo de 1937 atracó en Southampton el vapor Habana, que había salido escoltado por la Armada británica mientras Bizkaia -el resto de Hego Euskal Herria ya había caído- era atacada por las tropas de Franco y sus aliados nazis e italianos, además de mercenarios del norte de África.

Sólo unas semanas antes había sido destruida Gernika. «El Gobierno británico no nos quería aceptar (en un principio) por su política de no intervención en la Guerra Civil, pero Gernika causó tal escándalo que finalmente se nos dejó entrar en el país», comenta uno de aquellos niños, Herminio Martínez, que tenía siete años cuando pisó suelo británico.

Al acto conmemorativo, junto a algunos de aquellos niños, asistirán el embajador español en Inglaterra, Carlos Miranda, y la portavoz del Ejecutivo de Lakua, Miren Azkarate.

Kepa PETRALANDA

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