La variable ecologista ha tenido una incidencia específica en la respuesta de los electores que no se daba desde 1979, según explicó.

En esta valoración, el Tren de Alta Velocidad (TAV) fue objeto de especial atención, y en especial el varapalo que han sufrido los partidos que han hecho de este proyecto su bandera. Entre ellos, citó en concreto al PNV, que ha perdido gran parte de su representación y muchas alcaldías en los municipios en los que está previsto que pase el trazado del TAV.

Localidades como Abadiño, Atxondo, Elorrio, Anoeta, Aretxabaleta, Arrasate y Eskoriatza han visto cómo se ha producido «un vuelco absoluto» en su representación institucional, en detrimento de la formación jeltzale y en favor de aquellos grupos que se han opuesto a este megaproyecto desarrollista. Un cambio en la correlación de fuerzas que se ha producido, aun cuando una de esas opciones, ANV, fue vetada en muchas de esas localidades.

Frías también citó, en este contexto, el caso de Aramaio, donde la Junta Electoral y el delegado del Gobierno español prohibieron hacer una consulta sobre el TAV el mismo día de las elecciones, y en las que ANV ha obtenido la mayoría absoluta.

Junto al TAV, los electores también han censurado, a tenor de los resultados, proyectos urbanísticos «salvajes» como los proyectados en lugares como en Zigoitia, con las cuevas de Mairuelegorreta; Asparrena y Ecofuel; Lagrán, Artziniega, Bakio, Getxo, Ondarroa, Lezama, Mutriku y Pasaia, entre otros.

Desde Eguzki hicieron un llamamiento a la reflexión a los partidos que impulsan este tipo de proyectos contrarios a la voluntad de sus vecinos, y felicitaron a la sociedad por su «madurez política».