Reposiciones, algunas de ellas gloriosas, y nuevas propuestas con aire a antiguo son los dos elementos-base del recién inaugurado verano teatral que nos han preparado los programadores. Excepto en el caso de Baiona, cuyo teatro cierra sus puertas y ultima la nueva temporada que arrancará en setiembre, los escenarios de nuestras capitales han optado por una fórmula que, se ha demostrado, siempre da buen resultado: el teatro musical.

El pasado año celebraban en Barcelona su 25 aniversario y ahora los miembros de La Cubana han decidido tirarse a la carretera para reeencontrarse con su público. El juego, la sorpresa, la transgresión de espacios y, sobre todo, unos personajes hiperbólicos e histriónicos, y la participación del público, que siempre desempeña un papel protagonista son algunos de los elementos que marcan el estilo de esta compañía catalana, de la que han surgido nombres como los televisivos José Corbacho o Santi Millán. Desde su creación en 1980 ha paseado por los escenarios montajes como «Cegada de amor» (1994) o su «Cómeme el coco, negro» (1989). Y esta misma, todo un homenaje al teatro ambulante y a la revista, es con la que regresan ahora en una gira que se inicia, entre nosotros, el miércoles de la semana próxima en el Teatro Gayarre y que les hará pasar en agosto por Gasteiz y Bilbo, en plenas fiestas. La comedia va de una compañía de variedades un poco desastrosa... y nada agraciada. No contamos más.

Aires jóvenes

Tiene algunos años menos, pero pocos. Primero fue una película de éxito, después una serie televisiva de larga duración en los 80 y luego se convirtió en un éxito teatral, representado en todo el mundo. La versión en castellano ha pasado ya por algunas de nuestras capitales, pero este verano regresa a Donostia y Gasteiz -también estará en Santurtzi-, con un montaje espectacular para el que se hizo un casting multitudinario en el Teatro Calderón de Madrid, al que se presentaron 1.200 aspirantes. Un equipo joven de actores y cantantes protagonizan y viven esta especie de paralelismo teatral, ya que si el musical narra las vidas de los jóvenes que buscan la fama en la célebre High School for the Perfoming Arts, de la calle 46 de Nueva York, en la vida real este montaje les está sirviendo también de aprendizaje a marchas forzadas.

Otros que regresan son los miembros de «Stomp», que, por lo que parece, siempre son una garantía en la taquilla. La «división europea» de «Stomp» sentará sus reales en el Palacio Euskalduna de Bilbo en torno a la Aste Nagusia. Los elementos son ya conocidos: sonido, movimiento, percusión y expresión corporal en el escenario, utilizando instrumentos de la vida cotidiana, como escobas, cubos de basura y sus tapas o hasta plátanos. Durante su estancia en la capital vizcaina, la compañía impartirá talleres formativos gratuitos a niños y jóvenes en el Museo Guggenheim, dentro de las actividades programadas para celebrar el décimo aniversario de la puesta en marcha de la pinacoteca.

En el Teatro Arriaga y durante también un buen período -dos semanas y media- estará «La revista negra», del prestigioso y rompedor Jérôme Savary, uno de los montajes más novedosos que vayan a pasar por nuestros teatros. Estrenado el pasado mes de junio en París, este espectáculo ha recalado ya en varios festivales -entre ellos el de Perelada, que lo coproduce junto a la Opera Comique- y arranca en las devastadoras consecuencias del huracán Katrina, que tuvo lugar el pasado año en Nueva Orleans, para viajar hacia la historia del primigenio cabaret de jazz que hizo furor en los años 20 en París. Su estrella era Joséphine Baker, la diosa de ébano que se paseaba con una falda de plátanos y los pechos desnudos. Jazz, revista y mucho swing.