Segundo largometraje del cineasta ecuatoriano Sebastián Cordero, que se dio a conocer con «Ratas, ratones y rateros». En su ópera prima ya examinaba la dualidad de los criminales que son capaces de llevar una existencia paralela de lo más normal, motivo por el que tardan tanto tiempo en ser descubiertos. Esa doble vida está también muy presente en «Crónicas», que resultó premiada hace tres años en el Zinemaldia donostiarra dentro de la sección Horizontes. Producida por los cineastas mexicanos Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, fue la triunfadora del Festival de Guadalajara siendo calificada como un cruce entre «El gran carnaval», de Billy Wilder, y «El silencio de los corderos», de Jonathan Demme. La película hace cuestionarse al espectador sobre un tipo de culpabilidad compartida, porque además del asesino material se encuentra la prensa sensacionalista, dispuesta a explotar el morbo sangriento, las leyes que lo consienten y el público que consume dicho tipo de información-basura. Un análisis global que va acompañado de la pertinente reflexión moral, a partir del retrato humano del criminal y sus sentimientos, contrastado con el lado oscuro de las personas que se mueven dentro de la legalidad.

A nivel interpretativo, el duelo central lo dirimen John Leguizamo, actor de origen colombiano formado en Hollywood, y el mexicano Damián Alcázar. Son, respectivamente, un reportero estrella de Miami y el sospechoso de una serie de asesinatos de niños cometidos en la localidad ecuatoriana de Babahoyo.

Entre ambos nace una relación interesada, un juego del gato y del ratón del que el ambicioso periodista piensa sacar partido tomando la delantera a las investigaciones policiales. Las humildes víctimas y la búsqueda de la verdad serán manipuladas en aras del espectáculo mediático.