La temporada 2006-2007 quedará impresa en la memoria de los aficionados como la que dio a conocer a Osasuna por tierras europeas, estando a un paso de entrar en la primera final continental. No pudo ser, tras caer en el penúltimo peldaño con el, a la postre, campeón, pero el regusto por el buen papel protagonizado ante históricos conjuntos no se olvidará fácilmente.

Claro que esa histórica gesta trajo consigo un lógico desgaste en el conjunto dirigido por un novato José Angel Ziganda, que se reflejó en la irregularidad mostrada en la competición liguera. Los rojillos combinaron periodos de buen fútbol y victorias consecutivas con otras fases en las que se encadenaron derrotas, pésimo juego y muchas dudas.

Así, los inicios fueron titubeantes, fruto en gran parte del palo que supuso la eliminación de la previa de Champions, torneo que había generado quizás un excesivo optimismo y demasiadas ilusiones tanto en afición como plantilla, a la que le costó, y mucho, recuperarse tras la fallida pugna con el Hamburgo.

Fue un primer trimestre de campaña en el que se pasó de verlo todo de color de rosa al negro más profundo. Incluso su bisoñez a punto estuvo de costarle cara al técnico de Larraintzar cuando en la décima jornada el equipo caía estrepitosamente ante el Real Madrid y una parte de la grada pedía su cabeza, situación que tocó fondo tras perder en Huelva.

Hizo falta la conjura del vestuario para firmar un vuelco total, que se plasmó en la designación de Osasuna como mejor escuadra del mundo durante el mes de diciembre y encadenar un récord de ocho victorias consecutivas en las diferentes competiciones en las que se hallaba inmerso.

Partidos europeos para recordar

El colchón de puntos obtenidos y el magnífico bagaje a domicilio -siete victorias, una más que como locales- permitió a los rojillos vivir de las rentas en el torneo de la regularidad y centrar sus máximas esperanzas en una ilusionante Copa de la UEFA. Partidos como los disputados en el Ennio Tardini, Ibrox Park y BayArena, junto a la ida ante el Sevilla, son merecedores de engrosar la videoteca de los hinchas navarros.

En el otro platillo de la balanza, la pérdida de potencial casero -una raquítica victoria en El Sadar en toda la segunda vuelta- y las urgencias de última hora por alcanzar la ansiada permanencia se contraponen a un dato significativo: el incremento de la capacidad ofensiva, con un total de 51 dianas en Liga, la mejor marca en la moderna historia rojilla.