La esperada sexta etapa de la Vuelta a Suiza se quedó reducida a 95 kilómetros y la ascensión final a Crans Montana. La culpable fue la meteorología, que regaló al pelotón una tormenta considerable, con fuerte granizo incluído, que incluso obligó a los corredores a buscar refugio bajo los árboles.

Lo cierto es que el punto de salida acabó cambiando en dos ocasiones, ya que la ascensión al Col de Nuferen, con casi 2.500 metros de altitud, tampoco ofrecía garantías a los corredores. El resultado final, una etapa de 95 kilómetros, con el ascenso final a Crans Montana como único atractivo.

Y lo cierto es que resultó suficiente, porque los corredores protagonizaron una bonita ascensión, que incluso concluyó con inesperado relevo en lo más alto del podio.

Los hombres de Saunier Duval, sobre todo Gilberto Simoni y un José Angel Gómez Marchante con el liderato a tiro fueron, junto a Damiano Cunego, los más activos en los 13'2 kilómetros de ascensión a la estación de ski. Ataques que no beneficiaron en absoluto al líder; a cuatro kilómetros de meta, Frank Schleck ya había perdido a su principal escudero, Carlos Sastre, y no pudo evitar perder contacto con el grupo de cabeza.

A Thomas Dekker, que había aguantado a rueda toda la subida, le bastó un solo y fogoso ataque para deshacerse de los escaladores que le acompañaban y cruzar la línea de meta como vencedor. A sólo once segundos llegaba el grupo de favoriitos, entre los que se encontraba un Vladimir Efimkin que se coloca en lo más alto de la clasificación, gracias al minuto largo que finalmente perdía Schleck.

La séptima etapa será hoy, en principio, mucho más decisiva. Y es que en los 125 kilómetros que separan Ulrichen y el Col de Grimsel (2.164 metros), los corredores deberán ascender también los puertos de Furka y Susten, ambos por encima de los 2.000 metros.