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Gloria Rekarte Ex presa política

¿Quién se lo merece?

Yo no me creo que el socialismo navarro corra el serio riesgo de renunciar a su determinante papel de agente de cambio por las amenazas y los zarandeos de la derecha. Para renunciar, primero tendría que asumir. Y no lo ha asumido nunca

El optimismo es tan legítimo como el escepticismo y ni menos ni más que el pesimismo, así que por ese lado nada que objetar a que las personas que suscriben el artículo aparecido el día 14 en este periódico y titulado «Navarra no se lo merece» mantengan su fe en la posibilidad del cambio político. A mí me ocurre que veo tan mustia y manoseada esa posibilidad que le he restringido ya cualquier esperanza. Ahora, como exigirlo, igual que ellos, lo exijo. Igual que mucha gente, en Nafarroa y en el resto de Euskal Herria, y desde hace mucho. Desde mucho antes de que el cambio se convirtiera en el atrezo principal de la puesta en escena electoral y por el que se hipotecaron votos y esperanzas

Y es eso del voto lo que más me ha descolocado; eso de que el cambio político en Nafarroa lo ha exigido el 51% de la población con derecho a voto. Es que no sé si en ese 51% entro o no entro. Si me han contado o no. O si me han contado entera o solo al 50%. Quiero decir: ¿se refieren al 51% de la población mayor de 18 años? ¿Al 51% de todas las papeletas depositadas en las urnas? ¿Al 51% de los votos que no han sido declarados nulos?

¿Qué porcentaje de posibilidad de cambio habrán calculado con los votos de ANV que han sido válidos para un ayuntamiento pero nulos para el Parlamento? ¿O válidos para unos ayuntamientos pero no para otros? ¿Qué porcentaje en las poblaciones en las que los votos nulos han superado a todos los demás? ¿Qué porcentaje en Lizartza cuando 27 votos se hacen con todo el Ayuntamiento mientras se anula por completo al resto de la población? Ah no, que Lizartza no es Nafarroa. Nada, pues.

Pero admitimos Sartaguda como posibilidad de cambio, ¿no? Rapapolvo y expediente al alcalde incluido. Casi envidio el optimismo de los firmantes, porque yo no, miren, yo no me creo que el socialismo navarro corra el serio riesgo de renunciar a su determinante papel de agente de cambio por las amenazas y los zarandeos de la derecha. Para renunciar, primero tendría que asumir. Y no lo ha asumido nunca. La derecha se podrá agarrar una casqueta por perder sus puestos de gobierno, pero el PSOE, en todas sus variantes, y muy especialmente el PSN, le ha tranquilizado suficientemente en cuanto a que eso significara perder también el poder.

A fin de cuentas, eso era lo que el manoseado cambio ofertaba: un cambio en los puestos de gobierno; pero por ninguna parte asomaban las garantías del marco democrático que necesita Euskal Herria. Nafarroa, si prefieren circunscribir. Al contrario, el déficit democrático se asumió y se rentabilizó. ¿Eso sí se merecía Nafarroa? Ahora viene lo fácil: vapulear a los siempre vapuleados, que es lo políticamente correcto y no conlleva riesgos. Y pedirle a la izquierda abertzale... ¿qué? ¿Trabajo? ¿Participación? Lástima que no sea un chiste.

Por cierto, en la larga lista de problemas que para los firmantes del escrito son auténtica prioridad para la ciudadanía: salud, educación, empleo, transporte y muchos otros, faltan: ley de partidos, situación en las cárceles, tortura, presos enfermos, cadena perpetua, libertad de expresión, macrosumarios... ¿Quién se lo merece?

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