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CRÓNICA Bilbao BBK Live

Fermin Muguruza triunfa y Red Hot Chili Peppers decepciona

Si el jueves el color dominante era el negro de las camisetas de los seguidores de Iron Maiden el viernes cambiaron las tornas por una indumentaria más variopinta. El público seguidor de los sonidos duros se juntaba con otro aficionado más abierto, desde gente con estética grunge, surferos con las viseras de moda y un público no habitual en los conciertos se adentraba en la gran explanada de Kobetamendi. El reclamo de la banda californiana fue suficiente para hacer ver como el rock de las «guindillas» atrajo a 24.000 personas.

Gotzon URIBE

A las seis de la tarde era numeroso el público que se agolpaba en la entrada. Tras el concierto de Berri Txarrak -que demostraron una salud impecable- subía al escenario principal Billy Talent, una banda de nuevo cuño proveniente de Ontario (Canadá) que a pesar de ser unos desconocidos entre nosotros sacudían al público con su punk-rock vigoroso.

Uno de los grupos más interesantes que se han colado en el cartel de este año ha sido Kula Shaker. La banda británica que tuvo su época dorada en los noventa ha vuelto a la carretera y ofreció un concierto de nivel que gusto mucho. Posiblemente un espacio tan grande y abierto no sea el mejor lugar para disfrutar de su propuesta, más proclive a salas de otro tamaño, pero funcionaron. Su vuelta ha sido muy digna y mantienen sus dosis de rock psicodélico inglés que tan buenos resultados les ha dado. Soltaron sus populares éxitos »Hey You», «Tattva» o «Hush» y gran parte del público agradeció su inclusión en el cartel.

Anocheciendo ya en Kobetamendi subían al escenario principal Fishbone, que descargaron ritmos calientes que incitaban al baile. Este grupo ya tuvo su época dorada hace veinte años y desde entonces ha ido difundiendo su funk-rock por todo el mundo. Su concierto fue un crisol sonoro en el que metieron funk y rock a toneladas, una mezcla de sonidos que sirvió a modo de aperitivo para lo que vendría después. El concierto que ofreció Fermin Muguruza y su Afro Basque Fire Brigade fue el que más brilló en toda la noche, algo que se percibió rápidamente, ya que la comunicación entre el grupo y el público fue constante.

Explosión de energía

A lo largo de casi hora y media repasaron canciones de diferentes discos, éxitos convertidos en clásicos y un concepto musical que partiendo de una base claramente jamaicana saben ornamentar y vestir de matices canciones que transmiten buen rollo en directo. Un público entregado y bailando sin parar empujó una actuación que empezó suave y fue in crescendo hasta alcanzar cuotas de júbilo colectivo en las tan coreadas «Gora Herria» o «Sarri, Sarri» entre otros, una explosión de energía que estimuló e integró a los allí presentes.

Y si algo se vio en el concierto de Fermin es que la gente está con él. Se oía hablar mucho en euskara entre el público, que se conocía las canciones y, como se pudo ver, son muchísimos los euskaldunes que acuden al festival. El suyo fue el concierto más entregado. Consiguió comunicarse con el público, ofreció una actuación luminosa y agradable con un alto componente lúdico, con soltura y sin ningún tipo de rigidez. Entre tanta banda anglosajona se agradeció la presencia del euskaldun Fermin Muguruza.

Bien distinta fue la actuación de Red Hot Chili Peppers, quienes rodeados de un excesivo halo de grandilocuencia mostraron en una hora y cuarto de actuación el grupo en el que se han convertido. Aburguesados, perezosos y poco comunicadores. Alguien del público arrojó un katxi que impactó de lleno en el bajista, hubo muchos parones entre canción y canción, se dejaron muchos clásicos de su carrera sin tocar y rozaron el horterismo -¡Flea su bajista salió a tocar con una chilaba!-, con su estética.

Pitadas a Red Hot

Acabaron con un «Give it away» que lo alargaron diez minutos en un final caótico con acoples de guitarras, distorsiones... Y quien quisiera verificar este comentario no tenía más que pasarse por la carpa de baile. Cada vez que los disc-jockeys ponían una canción de Red Hot tal era la pitada del público que tenían que pasar a la siguiente canción.

Cerraron el cartel My Chemical Romance, un grupo sumamente americano que en su país está arrasando hasta el punto de llenar estadios. Estética oscura y rock para adolescentes atormentados.

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