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EEUU fía a su actual gran operación militar de verano su suerte en Irak

Los fracasos se amontonan en la mesa militar de operaciones y el margen de tiempo se agota. El Ejército de EEUU tiene tres meses de plazo, los que durará su actual gran operativo militar contra la proviincia de Diyala, para presentar resultados y abrir la puerta a un redespliegue -con reducción de tropas- en el país ocupado. Los guerrilleros lo saben y aprietan. Ayer mataron a ocho soldados estadounidenses.

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Enfrentados a una creciente sangría de sus tropas -perdió a ocho soldados ayer- y a una oposición interna cada vez más resuelta contra su estrategia en Irak, el Ejército estadounidense y la Administración Bush han puesto sus escasas esperanzas en la actual gran ofensiva militar de verano para obtener resultados vendibles y anunciar un redespliegue -en el que apuntan a un recorte de tropas- a lo largo del año próximo.

El general David Petraeus, comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak, no dispone más que de tres meses para obtener resultados «tangibles» en materia de seguridad. Y es que deberá rendir cuentas al Congreso en setiembre.

Si fracasa, como todos sus antecesores, el Congreso, con mayoría demócrata, tendría la potestad de tomar las riendas del proceso. Otra cosa es que la mayoría vuelva a quedar en evidencia por sus disensiones internas y su incapacidad -o falta de voluntad real- de llevar a cabo políticas alternativas.

El general Raymond Odierno, número dos del Ejército ocupante en Irak, aseguró el viernes que se podría transferir en los meses siguientes el control de muchas provincias del país a las fuerzas colaboracionistas locales. Este traspaso permitiría reducir el actual contingente militar estadounidense, que se eleva a 156.000 soldados. No obstante, el propio Odierno reconoció que «pueden pasar muchas cosas en estos meses».

A comienzos de esta semana, miles de soldados estadounidenses e iraquíes lanzaron la mayor ofensiva contra la provincia de Diyala, en el noreste de Bagdad. El Pentágono asegura que esta provincia es un bastión de la sección iraquí de Al Qaeda y de otros grupos islamistas rigoristas cercanos.

De aquí a principios de agosto, el Ejército estadounidense espera haber «asegurado» varias zonas al norte, al sur y al oeste de Bagdad. «Si me lo preguntáis ahora, yo pienso que de aquí a primavera de 2008, a más tardar, los iraquíes estarán preparados para aumir más responsabilidades, lo que quiere decir que potencialmente podríamos tomar la decisión de reducir nuestras tropas», aseguró el general Odierno.

Michael O´ Hanlon, experto de la Brookings Institution, avanza que, manteniendo la actual estrategia y en caso de que no se repita un nuevo fracaso, «se podría reducir nuestra presencia a 140.000 soldados a inicios de 2008, a 125.000 para el próximo verano y a en torno a 100.000 de aquí al final del mandato del presidente Bush».

No obstante, y habida cuenta de la creciente ofensiva guerrillera contra las tropas estadpounidense, el general Petraeus y otros altos responsables militares se muestran mucho más cautos en relación a estas ya de por sí parcas expectativas.

Y es que la realidad diaria se impone y, sin obviar que la gran víctima de la ocupación es el pueblo iraquí, los estadounidenses siguen pagando un creciente tributo en sangre.

Ayer mismo, ocho soldados estadounidenses murieron en ataques, el más sangriento precisamente en el noreste de Bagdad, donde cayeron cuatro soldados ocupantes.

En mayo murieron 127 soldados, la cifra de bajas más alta desde las operaciones militares contra la ciudad de Falujah, en abril y noviembre de 2004.

Se espera hoy la sentencia sobre la Operación Anfal de genocidio contra los kurdos

El Alto Tribunal Penal del Irak ocupado emitirá hoy su veredicto sobre el proceso a seis responsables del Gobierno de Saddam Hussein por genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad que costaron la vida a 182.000 kurdos en 1988.

La Fiscalía pidió en abril la pena de muerte contra cinco de los seis acusados, entre ellos el principal, el primo de Saddam Hassan al-Majid, conocido como «Ali el Químico». La acusación pidió la absolución del sexto acusado, el ex gobernador de Mosul Taher al-Ani, por falta de pruebas.

Los acusados explicaron en su defensa que las operaciones militares, que se tradujeron en ejecuciones en masa de habitantes de Kurdistán Sur y en ataques químicos contra sus aldeas, constituirían un «ejemplo clásico de lucha contra la guerrilla en el marco de la guerra» que Irak declaró a Irán empujado por Occidente y que se libró entre 1980 y 1988.

«Ali el Químico» ha reconocido abiertamente haber ordenado al Ejército gasear a los kurdos. «Fui yo quien dio las órdenes para destruir sus aldeas y reubicar a sus habitantes», aseguró, insistiendo en que «en ningún caso hubo error».

Durante el proceso, decenas de testigos han detallado atrocidades (armas químicas, torturas, violaciones sistemáticas y ejecuciones sumarias) a cargo del Ejército iraquí.

Saddam Hussein, ahorcado el 30 de diciembre de 2006, estaba inicialmente imputado en esta causa.

Precisamente, Human Rights Watch (HRW) ha denunciado los graves errores del tribunal que condenó a Saddam. Concretamente, denuncia que la sentencia se fundó «más en suposiciones que en hechos» y alerta de que podría repetirse en la sentencia que se espera para hoy de la llamada «Operación Anfal». GARA

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