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El mayordomo de Hemingway recuerda que el novelista escribía todas las mañanas

Raquel MARTORI | LA HABANA

El hombre que cuidó el reino doméstico de Ernest Hemingway (1899-1961) en Cuba durante veinte años, René Villarreal, recuerda que el novelista norteamericano acostumbraba a escribir todas las mañanas y que sólo le servía el primer trago al concluir su jornada de trabajo.

Villarreal, quien desde 1972 reside en Estados Unidos, asistió como invitado especial del XI Coloquio Internacional dedicado al célebre escritor de «El Viejo y el mar» y al 45 aniversario del museo Ernest Hemingway instalado en la que fue su residencia temporal en Cuba desde 1939 hasta 1961. «Hemingway se levantaba temprano, a las seis de la mañana y escribía hasta las doce o la una del mediodía, y entonces le llevaba el primer trago del día cuando bajaba a la piscina a bañarse y a leer los periódicos», recuerda en declaraciones a Efe.

El ex mayordomo asegura que «Papa», como aprendió a llamarle aún siendo un niño, siguiendo la costumbre de los hijos de Hemingway, Patrick y Gregory, «escribía todos los días, era muy puntual en su trabajo y era un lector incansable, a veces estaba leyendo dos y tres libros a la vez». «Escribía alrededor de mil palabras y cuando más o menos tenía calculado que las tenía, las contaba, apuntaba la cantidad, y tapaba la máquina de escribir con una toalla», memorizó.

«Después me pedía que le preparara el primer trago porque mientras estaba escribiendo él no tomaba», recalca y explica que bebía una copa de ginger, una tapa de limón y agua de coco. A sus 77 años, Villarreal rememora como el gigante de las letras hacía ejercicios diariamente «Después iba al cuarto de baño y se pesaba. Allí escribía sus observaciones, si bajaba de peso o subía».

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