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El Estado turco denuncia ante la UE el veto francés a su futura adhesión

La «nueva Francia» de Nicolas Sarkozy ha incumplido la regla no escrita de la unanimidad y, con su amenaza de veto, ha frenado a las aspiraciones de Turquía de convertirse, un día, en miembro de la UE. Ankara, que vive estos días un proceso electoral como poco delicado, ha criticado el incumplimiento de sus promesas por parte de la UE y reivindica su rol de mediador moderado con el mundo musulmán.

BRUSELAS

El Estado turco advirtió ayer de los riesgos de una marcha atrás en su proceso de adhesión a la Unión Europea. «Tenemos un objetivo común y debemos mantener una voluntad común; de lo contrario, la situación tendrá consecuencias no sólo para Turquía sino para la propia UE», advirtió el jefe negociador turco Ali Babacan en Bruselas.

Ankara reacciona así a la decisión de la UE de abrir sólo dos de los 35 capítulos pendientes de negociación, los relativos a cuestiones menores como estadística y control financiero, por lo que mantiene congelada la apertura de un tercero, el de economía y política monetaria.

Tras esta decisión está la amenaza del veto francés, de la mano de su presidente, Nicolas Sarkozy, quien insiste en rechazar un eventual ingreso turco en la UE e invoca dos ideas sustitutivas: una asociación estratégica y la inclusión de Turquía en su futura «Unión Mediterránea».

Tras su elección presidencial, Sarkozy dio a entender que iba a mantener enterrada su hacha de guerra hasta la cumbre de final de año. No obstante, días después de que se convirtiera en indiscutible protagonista de la cumbre para intentar desbloquear el proceso institucional de la Unión, el inquilino del Elíseo parece haber pisado el acelerador para alegría de Chipre, opuesto siempre por principio -aunque con menos eco- a reabrir negociaciones con Ankara.

Faltar a la palabra dada

El problema, tal y como recordó el propio Babacan, es que la UE aseguró en octubre de 2005, con motivo de la apertura del proceso negociador, que el horizonte era sólo la adhesión -aunque matizó que no había garantías de éxito-. «La UE será fuerte en la medida de que cumpla sus promesas», añadió Babacan.

Más concreto, el ministro turco de Economía añadió que su país estaría ya a punto de cumplir los criterios de Maastricht (estabilidad macroeconómica para una eventual introducción del euro) y que la propia Comisión Europea reconoció que Ankara estaba lista para comenzar las negociaciones sobre este capítulo.

Con sordina, pero no han faltado críticas desde la Comisión y algunos estados miembros, que instan a respetar «la palabra dada» a Ankara.

Frank-Walter Steinmeier, ministro de Exteriores de Alemania -país que apura sus últimos días de Presidencia rotatoria de la UE-, coincidió al hacer un llamamiento a «la honestidad» y a «respetar los compromisos» de la UE con el Estado turco.

Steinmeier es miembro del SPD alemán que, pese a participar en la Gran Coalición con la CDU-CSU, no comparte posición con la derecha alemana. Esta se alinea con Sarkozy y sus «alternativas». El líder francés trabaja asimismo con los gobiernos italiano, español y griego en reflotar un proyecto institucional mediterráneo moribundo.

El ministro de Exteriores turco, Abdullah Gül, recordó que UE y Unión Mediterránea son cosas distintas y reivindicó la importancia para la UE del «modelo moderado» turco en relación al mundo musulmán.

El nuevo desplante a Turquía coincide con un período electoral crucial, con los islamistas en el poder como valedores de la UE y los «laicos» y nostálgicos del kemalismo patrocinando la vuelta a una Turquía autárquica y cerrada sobre sí misma.

Velocidad negociadora de crucero con Croacia y petición de moratoria de Del Ponte a Serbia

La velocidad de tortuga del proceso negociador de la UE con Ankara quedó ayer más en evidencia, si cabe, ayer, cuando Croacia abría seis nuevos capítulos de negociaciones, con lo que ascienden ya a doce los dossieres abiertos desde el inicio del proceso, en octubre de 2005.

El proceso se abrió en la misma fecha para Turquía, pero hasta ayer sólo se habían abordado dos capítulos, los relativos a ciencia e investigación y política industrial y empresa.

Por si esto fuera poco, la UE decidió en diciembre pasado congelar la apertura de otros ocho capítulos por la negativa de Turquía de ofrecer a Chipre un gesto unilateral abriéndoles sus puertos y aeropuertos sin lograr previamente el desbloqueo de la parte norte de la isla, ocupada militarmente y repoblada mayoritariamente por turcos. La UE tomó a finales del año pasado esta decisión de congelar el proceso por unanimidad. Una unanimidad que ha saltado en pedazos por la amenaza de veto del Estado francés.

Tanto Steinmeier como el comisario para la Ampliación, Olli Rehn, insistieron en poner el acento en la apertura ayer de dos nuevos capítulos, conscientes sin duda del aumento del euroescepticismo turco.

Al margen de estas negociaciones, y en un estadio muy anterior, la fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia, Carla del Ponte, instó ayer ante el Parlamento de Bruselas a que la UE no firme con Serbia ningún preacuerdo de adhesión hasta que los criminales de guerra presuntos serbios, Ratko Mladic y Radovan Karadzic, no sean entregados a La Haya.

«Si no se les detiene y no comparecen ante el tribunal, estaremos ante el mayor fracaso de la comunidad internacional», añadió la fiscal suiza. GARA

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