La CIA divulgó ayer algunas destacadas operaciones de su largo historial de injerencias y actividades ilegales o encubiertas en el mundo, que incluían sus planes para matar a los presidentes de Cuba, Fidel Castro, y de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo.

Los documentos, desclasificados en base al Acta de Libertad de Información, que obliga a organismos federales a difundir archivos gubernamentales que ya no representen peligro para la seguridad nacional, forman parte del macroexpediente titulado «Las joyas de la Familia», celosamente guardado desde 1973.

Se trata de 693 documentos que la CIA luchó por mantener clasificados y que dan cuenta de actividades a lo largo de tres décadas, incluyendo la vigilancia de periodistas y grupos pacifistas de EEUU, secuestros, la infiltración en grupos de izquierdas o sus operaciones encubiertas en el mundo.

Respecto a América Latina, las operaciones más conocidas han tenido relación con los complotes para matar a Castro y Trujillo. El Archivo de Seguridad Nacional (ASN) adelantó que el ex fiscal general Robert Kennedy dirigió personalmente un plan contra Castro, hecho confirmado a raíz de una conversación el 4 de enero de 1975 entre el ex presidente Gerald Ford y su secretario de Estado, Henry Kissinger.

Desde 1974, cuando el periodista Seymour Hersh escribió para «New York Times» sobre estos documentos, la mayor parte de su contenido ha salido a la luz con cuentagotas mediante filtraciones a la prensa o testimonios en el Congreso. Uno de los trabajos de Hersh describía una extensa operación de vigilancia en la que la CIA abrió expedientes a unos 10.000 estadounidenses, muchos de ellos activistas pacifistas, como la actriz Jane Fonda.

Según fuentes con acceso a información de la CIA, lo novedoso no es el espionaje sino los esfuerzos que entonces hizo la Casa Blanca para «controlar los daños» y para tratar de frenar las investigaciones del Legislativo.

Algunos documentos detallan cómo la CIA abría correspondencia privada desde y hacia China y la Unión Soviética, y las pruebas realizadas entre los propios estadounidenses, incluyendo el uso de drogas.