Martin Garitano Periodista
A vueltas con los papeles
Con la pasmosa facilidad con que los periodistas bautizamos los hechos y las cosas con nombres diferentes a los correspondientes, se ha dado en llamar ahora «papeles de GARA» al conjunto de informaciones exclusivas aportadas por este medio en relación al proceso de conversaciones entre el Gobierno español y ETA, de un lado, y entre Batasuna y el PSOE, de otro.
No es ese el aspecto nuclear del asunto, sino las constataciones a extraer de su detallada lectura. Más aún sin tenemos en cuenta que no han sido desmentidas en forma y grado aceptables por nadie autorizado para ello.
Podemos así constatar que el proceso se ha construido a lo largo de un extenso periodo de tiempo en el que las partes han tenido sobrada ocasión de conocer las premisas y límites del otro, al que -el matiz es importante- han reconocido como interlocutor válido. Es también importante constatar que a pesar de esas premisas y límites (o, tal vez, por ello) el proceso siguió y se alcanzó un grado no desdeñable de acuerdo en relación a las dos cuestiones clave: la existencia de un pueblo y su derecho a decidir sobre su presente y futuro. De acuerdo a la legalidad vigente, dirá alguno. Pues sí, de acuerdo a la legalidad vigente, que es mutable si el principio sobre el que se asienta el acuerdo es que no será la ley la correa que ahogue esa misma capacidad de decisión.
Y hay que constatar también que los problemas empezaron con el incumplimiento sistemático de los acuerdos y garantías suscritos y adquirieron carácter irreversible cuando tomó asiento en la mesa un PNV que en nombre del nacionalismo vetó -hay que decirlo así de claro- que todos y cada uno de los ciudadanos de Hego Euskal Herria pudieran decidir, en libertad y ausencia de violencia, sobre su futuro.
Hasta ahí las constataciones, es ahora el tiempo de las conclusiones. Cada cual extraerá las suyas propias, pero de entre todas las frases atribuidas a los representantes del PSOE, me quedo con una: «el PNV no quería abordar la propuesta de cuatro territorios porque ello implicaba perder poder económico». Visto así, todo parece más claro.