EL ADIÓS DE BLAIR
Blair, de la desconfianza del electorado británico a la del mundo musulmán
Todos reconocen a Tony Blair su impulso al proceso irlandés. Sin embargo, su política interna y exterior le ha creado enemigos en el mundo musulmán y sorprende su elección como enviado del Cuarteto en Oriente Medio.
Soledad GALIANA | LONDRES
Tony Blair ya no es primer ministro británico. Como en los funerales, en su último día como jefe de Gobierno ante la Cámara de los Comunes, Blair recibió sólo alabanzas por parte, incluso, de sus oponentes políticos y una ovación le acompañó al abandonar la Cámara Baja del parlamento británico.
En el coche que le condujo a presentar su dimisión ante la reina inglesa Isabel II -la décima que recibe la monarca británica- y le devolvió a la que dejaba de ser su residencia oficial, el número 10 de Downing Street -de donde el camión de la mudanza ya había recogido sus pertenencias para las 11 de la mañana-, el ya ex premier británico ha tenido tiempo de reflexionar sobre el legado que deja a su sucesor, Gordon Brown.
Para Brown será difícil igualar o eclipsar el carisma y los resultados de su antecesor. Blair ganó tres elecciones consecutivas para el laborismo y ha sido durante diez años primer ministro británico, propulsó la Tercera Vía, e hizo de su manejo de los medios de la información un arte. Sin embargo, ambas estrategias le dieron la espalda al final de su carrera, y Brown se perfila como un laborista tradicionalista y cuya relación con los medios de comunicación volverá también a los parámetros habituales. Ya lo anunció el actual ministro de Inmigración, Liam Byrne, que apuntaba a que la prioridad para Brown será la descentralización -más poder para las comunidades locales- y «menos fijación con los medios de comunicación».
Un viejo compromiso
La cuestión es, una vez más, por qué Blair se ha visto obligado a abandonar su posición como primer ministro después de tan sólo dos años de mandato, tras su última reelección en el cargo. Para ello, hay que retroceder al acuerdo entre Blair y Brown después de la muerte del líder laborista John Smith, en 1994. Brown aceptó que Blair tomara la dirección del partido para acabar con los quince años de mandato conservador a cambio del compromiso de que, en su momento, él llegaría a ser primer ministro.
Sin embargo, el plazo parecía extenderse indefinidamente y ello creó descontento entre los bandos que apoyaban a Blair y Brown dentro del partido. Como dijo el gran amigo de Blair, Peter Mandelson, había una «fisura» en el corazón del laborismo. La única forma de cerrar esta grieta ha sido la marcha de Blair.
Por otra parte, la pérdida del apoyo popular es la clave del empujón que ha puesto a Blair fuera de la política británica. Su decisión de apoyar la política exterior estadounidense y la presencia británica en Afganistán y, especialmente, en Irak, a pesar de la oposición popular, han sido las razones de la bajada del voto laborista en las últimas citas electorales. Blair, que en el momento de su elección afirmó que las nuevas generaciones encaraban un futuro sin guerras, ha involucrado a su país en una serie de conflictos que han culminado en un enfrentamiento con la comunidad musulmana, dentro y fuera de las fronteras de Gran Bretaña.
Es por ello que sorprende que Blair haya sido elegido enviado especial para Palestina por parte del Cuarteto de Madrid -EEUU, Rusia, Unión Europea y la ONU- cuando su figura causa desconfianza entre los musulmán. Hay que recordar la manifestación de rechazo que recibió a Blair en su visita a Líbano tras el apoyo tácito que le ofreció a Israel durante su ofensiva contra Hizbullah el pasado año.
Evidentemente, Washington paga personalmente la lealtad de sus «amigos». De los tres que firmaron el Pacto de las Azores, Bush ha encontrado trabajo para Aznar en la Universidad de Georgetown -a pesar de que el ex presidente español dificilmente aprobaría un examen básico de inglés- y ahora también para Blair, a pesar de que no cuenta con muy buenas referencias para su nuevo trabajo.
Familiares de soldados muertos en Irak llegaron de todos los puntos del país para celebrar con champán la retirada de Blair y asegurarse de que era efectiva. La Policía les obligó a desalojar las inmediaciones de Downing Street.
Bush negó ayer que Blair fuera su caniche. «Saltábamos juntos», aseguró gráficamente, para rendir homenaje a la elocuencia de su amigo. «Me gustaría tenerla», añadió el inquilino de la Casa Blanca y único superviviente de las Azores.
Tanto Israel como el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, saludaron su nombramiento como enviado del Cuarteto. Hamas recordó su alineamiento con EEUU y su responsabilidad en los «desastres» de Irak, Líbano, Somalia y Afganistán.
La presidenta de Irlanda, Mary McAleese, agradeció a Blair sus esfuerzos para mejorar la relación entre los dos países y alabó que sus diez años en Downing Street hayan contribuido en convertir a la isla irlandesa en un lugar «mucho mejor».
El nuevo premier, Gordon Brown, prometió un «nuevo Gobierno con nuevas prioridades» para responder a «la necesidad de un cambio». Por contra, el líder de los tories, David Cameron, le reprochó su continuismo y pidió elecciones anticipadas.
BIOGRAFIA
1997
Tony Blair se convierte el 2 de mayo en primer ministro, tras cosechar para el Partido Laborista su primera victoria en 18 años.
1998
El premier estampa junto a su homólogo irlandés, Bertie Ahern, su firma en los Acuerdos de Viernes Santo, que ponen fin a 30 años de conflicto en la isla.
2003Copartícipe en la foto del Trío de las Azores, junto a Bush y Aznar, Blair implica de lleno a su Ejército en la invasión y ocupación de Irak pese al rechazo de la mayoría de británicos.
2004
Anuncia que se presentará por última vez a su reelección. Atentados del 7-J (56 muertos).
2007
Blair cede a la presión interna laborista y confirma su acelerada retirada.