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«Antiguos y nuevos esclavos», por la unidad para el cambio

Convocando el espíritu de Martin Luther King, un mosaico de agrupaciones sociales se han reunido en Atlanta bajo el lema «Otro mundo es posible. Otro EEUU es necesario», en el marco del primer Foro Social de EEUU. Desde allí, donde ha quedado en evidencia la fragmentación de la izquierda, «antiguos y nuevos esclavos» han llamado a la unidad para cambiar el país.

Desde Nueva Orleans llega un mensaje al movimiento social estadounidense en la segunda jornada del primer Foro Social de EEUU: «los antiguos y los nuevos esclavos» tienen que formar una alianza para cambiar este país. Y es que Nueva Orleans es un microcosmos de la lucha social en Estados Unidos, donde las políticas económicas del Gobierno, los intereses empresariales y las profun- das raíces del racismo fueron destapadas como nunca tras el huracán Katrina, y éste fue el tema de la primera sesión plenaria del Foro.

«Katrina no destapó nada que no supiéramos», declaró Jerome Scott, de la organización Project South, «pero sí generó un debate nacional como nunca antes» sobre el racismo, la creciente brecha entre ricos y pobres y las políticas del Gobierno federal.

«Katrina fue y sigue siendo un desastre creado por el hombre. Bush, no Katrina, es nuestro desastre; es el desastre de todos ustedes», afirmó Monique Harden, de una organización social de Nueva Orleans. «Es un masivo plan de privatización -dijo-, que en lugar de vivienda y servicios para el pueblo, construye clubes de golf y condominios de lujo».

«Son crímenes contra la humanidad», subrayó otro líder social de la ciudad, donde ahora hay más latinos que nunca, nuevos inmigrantes venidos mayoritariamente de México para trabajar en la reconstrucción y que viven «en condiciones infrahumanas». «Somos propiedad de una sola persona», quien tiene el poder de deportarlos, «ésa es la esclavitud moderna».

Los líderes sociales consideraron que los latinos no llegan para quitar el trabajo a nadie, pero de eso les acusan para «intentar que nos pongamos a pelear entre latinos y negros, entre los antiguos y los nuevos esclavos. Esto no puede seguir así, estamos haciendo alianzas para cambiar esto».

En el marco del Foro Social habrá más de 900 talleres y mesas redondas, dos plenos diarios, decenas de exhibiciones y actos culturales, marchas y un foro paralelo de niños.

Fractura de la izquierda

Lo que sí refleja este Foro es la atomización, fragmentación y fractura en mil pedazos de una izquierda social en EEUU que carece de una expresión nacional o eje común, aunque, el guerrerense Lucas Benítez, líder de la Coalición de Trabajadores de Immokalee comentó a «La Jornada» que el foro es «una oportunidad para unificar luchas y compartir experiencias, así como para recargar baterías».

El Foro Social de EEUU arrancó el martes cumpliendo con un compromiso hecho en los foros sociales mundiales. Contingentes de Nueva Orleans, indígenas, organizaciones de inmigrantes, sindicalistas, activistas -incluidos veteranos- contra la guerra en Irak, defensores de los derechos de los gays, estudiantes, religiosos, promotores del derecho a la salud y la vida marcha- ron por las calles de Atlanta.

Esta ciudad fue epicentro del histórico movimiento de derechos civiles y hoy día el Estado de Georgia es epicentro de la gran batalla sobre la inmigración, con un clima de hostilidad extremo y violento. Decenas de miles de inmigrantes, sobre todo mexicanos, asombraron al mundo hace un año al atreverse a salir a las calles de esta ciudad y otros pueblos del Estado para exigir sus derechos básicos.

Tal vez Martin Luther King podría simbolizar mejor que nadie lo que intenta ser y hacer este Foro. Casi al final de su vida declaró que no podía predicar más su principio de la no violencia entre los estadounidenses sin pronunciarse sobre la guerra y las políticas violentas del Gobierno de su país. «Sabía que nunca jamás podría elevar mi voz contra la violencia entre los oprimidos de los ghettos sin primero haber hablado claramente sobre el más grande generador de violencia en el mundo hoy día: mi propio Gobier- no», afirmó en su famoso discurso del 4 de abril de 1967.

David BROOKS «La Jornada»

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