«Las medidas de excepción están diseñadas para destruir personas»
Miles de ciudadanos vascos volvieron ayer a salir a la calle en defensa de los derechos de los presos políticos vascos respondiendo a la llamada realizada por Etxerat con motivo del último viernes de mes. Las concentraciones sirvieron para recordar que, además de las largas y a veces interminables condenas que sufren los represaliados, un factor decisivo que repercute en sus estados tanto físico como sicológico es la excepcionalidad de las medidas que les aplican.
GARA | DONOSTIA
Miles de ciudadanos vascos secundaron las movilizaciones convocadas ayer por el colectivo Etxerat con motivo del último viernes de mes.
En el escrito al que se dio lectura al finalizar las concentraciones, el organismo de allegados se centró en las duras con- diciones que soportan los presos, las cuales «están diseñadas para destruir a las personas», denunció recordando las 22 vidas que se han cobrado. Esa «constante vulneracción de los derechos», insistió, «acarrea muy graves consecuencias físicas y sicológicas», como lo atestigua el hecho de que en febrero dos presos se plantearan incluso «terminar con sus vidas».
Etxerat manifestó, asimismo, que «los criminales estados francés y español» ni tan siquiera hagan excepción con los 12 presos políticos vascos que padecen enfermedades graves, «físicas como síquicas».
27 años preso, un ejemplo más
Tampoco quiso pasar por alto en su lectura de ayer que el próximo 8 de julio se cumplirán 27 años desde que detuvieron a José María Sagardui, Gatza. 27 años, recordó, «desde que él y su familia vienen padeciendo una interminable vulneración de derechos». Señaló, al respecto, que de todo ese tiempo es muy escaso el que Gatza ha pasado en Euskal Herria. De hecho, hoy en día se encuentra en Jaén, «encerrado durante 20 horas al día en una pequeña celda en la que no entra ni la luz natural».
Sin embargo, quiso resaltar que el del zornotzarra no es un caso «excepcional», sino «un ejemplo de las medidas de excepción que vienen padeciendo las presas y los presos políticos vascos». Por ello, el colectivo hizo un llamamiento: «Aquel que conduce a la necesidad de presionar a esos estados, a los agentes y a las instituciones de este país para exigirles que, sin condición alguna, se respeten los derechos de las presas y presos políticos vascos».
Además de las concentraciones de ayer, el jueves también hubo actos similares en Mutriku (35), Burlata (35) y los barrios iruindarras de Arrosadia (17), Donibane (20) y Txantrea (70).
