Fede de los Ríos
Sebastián se ha enfurruñao
A escasos seis días de los Sanfermines ya tenemos otra vez la burra a brincos. Dice el benemérito arzobispo de nuestra ciudad que las peñas sanfermineras le ofenden en sus pancartas. A él y a Cristo. O a Cristo y a él, que viene a ser lo mismo. Que la autoridad debe tomar cartas en el asunto. Y se refiere, claro está, a la autoridad civil imagino, no a la militar.
Siendo usted la autoridad religiosa, nombrada desde la silla de San Pedro, en esta ciudad, ejérzala: excomúlguenos a todos y cállese de una vez, por lo que más quiera. Váyase a su Calatayud natal, cuéntele sus penas a la Dolores y déjenos en paz. Es usted el baturro más cansalmas que ha puesto los pies en Navarra. Habla de lo divino y de lo humano con la ignorancia propia de una acémila en esos temas.
Lo quieres todo: el tricornio de la guardia civil y el pañuelito rojo de las peñas. Pides el voto para la Falange y quieres que los currelas te rían la gracia.
Criticas a insumisos, homosexuales, cristianos progresistas y laicos con la alegría de un Nerón y les exiges el acatamiento en silencio de tus flatulencias. Te atreves a dar lecciones de democracia, tú que, junto con Rouco y Cañizares, formas parte del triunvirato más rancio de los obispos españoles. O teocracia o democracia.
Te resulta un ultraje y una profanación el presentar al Cristo de tu báculo con el brazo en alto que, en una sátira hacia tu persona, muestra la pancarta del Muthiko Alaiak. Tuvisteis a Cristo cuarenta años flanqueado por Franco y José Antonio y no decíais esta boca es mía. Digo yo que sería el mismo Jesús. Ahora, gracias a ti, sabemos que el ladrón bueno era Primo de Rivera.
Aun imaginándote el sentido del humor de un molusco, sabes, de sobra, que la crítica es hacia ti, y mientes con esa manera de retorcer las palabras y ocultar la verdad que tenéis los jerarcas católicos, no en vano lo lleváis haciendo siglos.
Dice un amigo cristiano que si Jesucristo bajara a la tierra no duraría 33 años sino 33 horas. Los verdugos no serían judíos y romanos, aunque los responsables no vivirían lejos de Roma. Como el cierre de la parroquia San Carlos Borromeo de Entrevías.
Jubileta en ciernes, sigues dando la matraca al personal: hoy las pancartas, ayer la homosexualidad, la «ideología de género» y el laicismo promovido en las escuelas. Que manden ya al obispo castrense, por favor.