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JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS DE LA REAL SOCIEDAD SAD

El Consejo es ratificado por poco margen y rodeado de la crispación

El Consejo de Administración de la Real Sociedad SAD logró ayer su ratificación al conseguir el apoyo de 31.584 acciones y el rechazo de 27.225. Sólo un 6,28% de diferencia en una Junta de Accionistas lamentable que reflejó la división que genera su continuidad. Desde el inicio una parte importante de los asistentes pidió su dimisión a gritos y los opositores no aceptaron el resultado de la Junta, que fue impugnada por APARS por utilizar las acciones delegadas en el Consejo.

Joseba ITURRIA | DONOSTIA

El Consejo de Administración de la Real Sociedad ganó la votación en la que se sometía a la ratificación de la Junta, pero perdió mucho crédito sobre su capacidad de lograr la unidad que necesita la institución que preside para atravesar el desierto de la Segunda División.

La Junta Extraordinaria de ayer en el Kursaal fue el escenario de una fractura social y de una oposición al Consejo mayor incluso a la que encontró Astiazaran en sus asambleas más duras. Desde el primer momento los consejeros fueron recibidos con un grito de «dimisión, dimisión», que no cesó en las escasas tres horas a las que la dirección quiso limitar la Junta al unir la votación de los puntos segundo -ratificación del Consejo- y tercero -nombramiento de nuevos administradores- cuando el tercero estaba supeditado al resultado de la votación del segundo.

La dirección era consciente de que tenía el apoyo de las acciones suficientes para seguir y aprovechó para incluir en una sola votación el nombramiento de los tres consejeros que propuso para suplir a Fuentes, Zamora y Ucín -Juan Larzabal, Luis Mendiola y Joan María Bonet-. Tras dar el resultado de esa doble votación dio por terminada la Junta ante la indignación de los asistentes sin pasar al cuarto punto del orden del día, los ruegos y preguntas que muchos esperaban para lanzar sus últimas críticas al Consejo.

La imagen que dio la Real Sociedad ayer fue lamentable y exageradamente preocupante. La responsabilidad mayor es de los que han apostado por mantener a este Consejo en lugar de convocar elecciones pese a saber que no tenía la confianza de la mayoría de los aficionados y accionistas. Lo que pasó ayer no fue ninguna sorpresa para nadie y en lugar de preverlo desde hace meses, convocar unas elecciones y trabajar en la búsqueda de una candidatura de consenso ante la necesidad de unidad para afrontar un futuro difícil apostaron por seguir el camino que condujo al precipicio al que se asomó la institución ayer.

Pitos, gritos, abucheos, insultos

Ellos y los consejeros que siguen sus directrices son los mayores responsables porque son los que toman las medidas que afectan a la sociedad, pero la responsabilidad del espectáculo bochornoso de ayer es también de aquellos detractores del Consejo que no guardaron el respeto ni tuvieron el comportamiento que una reunión de las características de una Junta debe tener. Los pitos, gritos, abucheos e insultos fueron constantes cada vez que hablaban el portavoz Luis Ansoalde o la presidenta María de la Peña, que tuvo que interrumpir en múltiples ocasiones la lectura de un informe exageradamente largo y que no aportó nada a unos accionistas que no vieron satisfecha su mayor demanda de una información económica que no recibieron. Simplemente se les dijo que está garantizada «la estabilidad del club para la próxima temporada» y que la situación no ha empeorado, salvo en lo que respecta a la reducción de ingresos que motiva un descenso. Pues por eso ha empeorado.

La crispación contra el Consejo es contraproducente para la entidad porque lo único que provoca es lo contrario que se busca. La Real necesita como el oxígeno de la Primera para respirar y el dinero para subsistir que en el Consejo entren personas que no estén marcadas por la división y que puedan unir. Y espectáculos como el de ayer sólo va a provocar que nadie quiera asumir esa responsabilidad.

Y es una pena porque la gran mayoría de los accionistas que tomaron la palabra tuvieron unas aportaciones muy interesantes, bien razonadas y muy positivas, desde la crítica.

La razón que tienen los detractores del Consejo quedó devaluada por las formas que muchos utilizaron. Y la forma en que recogieron el resultado de la votación demostró que la Junta no supuso el final de una crisis, sino la continuidad de una espiral negativa en la que la división es mayor que nunca.

Una diferencia mínima

No sólo la falta de unidad del club quedó en evidencia ayer. Tampoco quedó claro el resultado de la misma porque Apars ya impugnó el desarrollo de la Junta mientras otros accionistas rodeaban a la notaria y al gerente cuando el Consejo dio por concluida la cita de los accionistas sin agotar el orden del día.

Pero es que además el resultado fue pésimo para el Consejo. Nunca una victoria supuso tanta derrota. Que con la ventaja que supone convocar ese referéndum desde el poder, con el nivel de acciones delegadas y el apoyo que tenía el Consejo de grandes accionistas, que con el apoyo del medio de comunicación más importante tras aceptar su deseo de colocar a John Toshack como alma máter de su proyecto deportivo, que con la tesitura en la que se encontraba el accionista a 30 de junio de elegir entre el proyecto de la dirección y el vacío, que sin dar ningún dato de la pésima situación económica del club, sólo fuera de un 6,28% la diferencia entre los favorables y los contrarios evidencian que el nivel de oposición que encuentra el Consejo es demasiado grande como para llevar adelante un camino que necesita, sobre todo, unidad, paciencia y comprensión.

Porque arrancar en el mar revuelto de la Segunda que va encontrarse la nave que comandará un Coleman que necesitará su tiempo para conocer la dirección de las corrientes, va a resultar muy complicado cuando cada partido de Anoeta puede convertirse en una continuidad de lo vivido ayer en el Kursaal.

De la Peña reiteró su llamamiento a la unidad, pero hasta los accionistas menos beligerantes le trasmitieron que el Consejo que encabeza no podía lograrla por la división ante su con- tinuidad y le pedían elecciones.

Llamamiento a la unidad

En el discurso con el que comenzó su comparecencia ante los medios una hora después del final de la Junta, María de la Peña señaló que «este Consejo quiere hacer un mensaje muy serio de unidad. Unidad es una palabra que me estáis oyendo habitualmente, pero que cada día veo más necesaria para que la Real Sociedad siga hacia adelante. Unidad con aperturismo, tendiendo la mano a aquellas sensibilidades que consideramos fundamentales para que este club sea grande. Como he dicho en el inicio de mi intervención, esa unidad se va a plasmar en manos abiertas a través de mi persona y del Consejo que está conmigo. Vamos a empezar ya a tener reuniones para que las cosas vayan por los cauces necesarios. También solicitamos que todos los aficionados de la Real puedan tender las manos al club y acercarse con mensajes positivos y con aportaciones constructivas, que es lo que necesita la Real Sociedad. El momento es delicado y es difícil, y sin unidad no se pueden conseguir los objetivos. Me gustaría que todo el mundo entendiese este mensaje, no como una unidad a María de la Peña o al Consejo de Administración, sino una unidad Real Sociedad. Como he dicho, este Consejo está abierto a incorporaciones nuevas en la directiva a fin de que todas estas palabras tengan un contenido cierto y no se las lleve el viento. Por lo tanto, ruego unidad, unidad y unidad. La Real Sociedad está por encima de todo y no se la puede hundir con conductas que van en contra de la construcción positiva».

Sobre su reacción final al concluir la Junta sin agotar el orden del día dijo que «este Consejo no ha huido nunca, y esta vez menos que nunca. Cuando ha habido una serie de personas que no dejaban intervenir a otros accionistas y que sólo querían que su voz fuera lo que se oyese y no la del resto, obviamente, ha habido un momento que ha habido que dar por terminada esta reunión».

Sobre la impugnación anunciada por Apars, De la Peña señaló que «no veo ningún motivo legal. Si hay una impugnación tendremos que saber los motivos para que podamos tener una opinión».

Santos lo ve muy complicado

Miguel Santos, el hombre al que se ha presentado como alternativa al Consejo, dijo que «estoy preocupado por una ratificación marcada por la división social, por ello veo el futuro muy complicado. Nunca he visto tal nivel de crispación y de oposición en una Junta. La presidenta ha ofrecido trabajo en común, ha dicho que quiere hablar con ex presidentes y antiguos candidatos y yo estoy dispuesto a ayudar a la Real Sociedad».

Señaló que él nunca ha querido hacer oposición al Consejo y que «no podemos estar así cada dos años y eso me lleva a pensar que este modelo no es el más óptimo. Yo tengo unas ideas para cambiarlo y alguien debe recuperar la unión social».

resultado

La propuesta de ratificación del Consejo consiguió el apoyo de 31.584 acciones, un 46,18% de las que participaron en la Junta. 27.225 votaron en contra (39,80%) y también se aprobó el nombramiento de Larzabal, Mendiola y Bonet como nuevos consejeros.

PARTICIPACIÓN

El Kursaal se quedó pequeño ante la gran participación de 5.083 accionistas y 68.398 acciones, un 51,99% del total del capital social, de las que 52.193 fueron representadas. El Consejo trasmitió que sólo tenía 309 acciones en su poder y 16.725 delegadas.

PETICIÓN DE DIMISIÓN

La crispación contra el Consejo fue mayor que en las Juntas más duras que le tocó vivir a Astiazaran como presidente. Los gritos de ¡dimisión, dimisión!, los pitos y los insultos fueron constantes contra el Consejo y contra su presidenta.

Apars impugnó la Junta y se plantea ir a por el 5%

La Asociación de Pequeños Aficionados y Accionistas de la Real Sociedad (APARS) impugnó ante la notaria Inmaculada Adánez el resultado de la Junta al entender que «por el artículo 114 de la ley de sociedades anónimas el Consejo sólo puede utilizar los votos propios, pero no los delegados en una ratificación al entenderse como un conflicto de intereses». El miembro de Apars Pello Godoy también intervino en la Junta para señalar que ningún accionista puede votar con más de un 5% de los títulos, porcentaje que también superaba María de la Peña, y al mismo tiempo solicitó al Consejo que le comunicara cuantos accionistas habían acudido con más de mil acciones a la Junta, petición que fue denegada. Godoy señaló a De la Peña que incurría por el artículo 111 en un delito por no facilitar esa información y que podía ser condenada a penas de cárcel y la presidenta le invitó a desarrollar las acciones judiciales que creyera oportunas y que la Ley impide hacer públicos datos de los accionistas.

Desde Apars se manifestaba tras la Junta su decisión de seguir en su objetivo de conseguir el cambio del Consejo y en los próximos días piensan reunirse para decidir su línea de actuación. Se plantean convocar un Congreso de Peñas de la Real para abordar esta situación y estudiar la posibilidad de reunir el 5% de las acciones necesarias para lograr la convocatoria de una nueva Junta Extraordinaria para celebrar elecciones.

Joseba ITURRIA

no se cumplió el orden

El Consejo decidió agrupar las votaciones de los puntos 2 y 3 cuando éste, nombramiento de nuevos administradores, estaba condicionado al segundo, ratificación del Consejo, y dio por concluida la Junta sin llegar al cuarto, de ruegos y preguntas.

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