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Homenaje del autor a una admiradora

«Odette, una comedia sobre la felicidad»

Odette es una mujer soñadora que recuerda a Amélie en versión ama de casa, parecido detrás del cual estaría la clave del éxito de esta comedia con la que debuta en el cine el escritor Eric-Emmanuel Schmitt.

M. I. | DONOSTIA

En el mercado francófono «Odette, una comedia sobre la felicidad» ha tenido un éxito de público arrollador, que no se ha visto frenado por las críticas adversas. A Eric-Emmanuel Schmitt se le exigía mucho en su debut cinematográfico, por proceder del mundo literario. Fue tentado para probar suerte con el cine a raíz de la buena acogida a la adaptación para la gran pantalla de su obra «El señor Ibrahim y las flores del Corán», que evidenciaba su facilidad para fantasear con recuerdos autobiográficos. En su primer largometraje también da rienda suelta a la imaginación para ilustrar un hecho que le ocurrió durante una firma de libros en Alemania, cuando una de sus fans le entregó una carta que resultó ser una declaración de amor. Como quiera que no reaccionó bien ante la misiva, después recapacitó y quiso rendir homenaje a esa mujer capaz de ser feliz con una existencia llena de dificultades a cuestas, y que cree que su alegría se la debe a los libros de ese autor, en el fondo ingrato y desgraciado, al que admira. La estupenda actriz Catherine Frot echa mano de su probada intuición para la comedia en frontal oposición a Albert Dupontel.

 
Eric-Emmanuel Schmitt

Escritor

Escritor y catedrático en filosofía, Schmitt se dio a conocer en el teatro con «El visitante». Sus obras literarias se han visto recompensadas por varios premios, entre ellos los Molière. Con «Odette», es la primera vez que escribe directamente para la gran pantalla, además de su debut en la dirección.

«Es una mujer que parece tener una banda de jazz en su interior»

¿De dónde viene el nombre de Odette Toulemonde?

¡Fue una inspiración! Cuando les dije al productor y al director artístico que el personaje podía llamarse Odette Toulemonde (Toulemonde: don nadie), se rieron tanto que decidí mantenerlo y acabó siendo el título de la película.

¿Cómo definiría a la protagonista?

Es una mujer que parece tener una banda de jazz en su interior. Es decir, ella tiene esa alegría que le permite ir por la vida y olvidar todo aquello que es demasiado doloroso o, al menos, cree que puede olvidarlo. Después de la muerte de su marido ella renuncia a su cuerpo. De hecho, entrega su alma a Balthazar y él entrega su cuerpo a Odette. Es el intercambio que se produce en la película, por eso al final acaban juntos, juntos en el amor y en la imaginación.

Narra el sentir de una admiradora por un autor. ¿Ha mantenido este tipo de relación con algunos lectores?

Sí, tengo muchas anécdotas de este tipo y me emocionan. Hacer el bien no es algo en lo que pienses de forma consciente a la hora de escribir. En ocasiones, la gente expresa su admiración con cartas magníficas que hace que se te salten las lágrimas y a veces de forma graciosa, como hace poco una señora que entró en la librería de Bruselas donde estaba firmando libros y que utilizó la expresión: «Cuando estoy baja de moral, me leo un Schmitt». Desde entonces, mis amigos utilizan la expresión.

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