Ayer volvió a quedar claro que el presidente del Gobierno español cuenta con el apoyo y la confianza de todos los grupos del Congreso -con la sonora excepción del PP- en su estrategia contra ETA. No es únicamente que el partido de Rajoy volviera a quedarse solo con sus propuestas, sino que Izquierda Unida retiró el texto que había presentado para no perturbar el diseño que desde la Moncloa se había hecho sobre cómo debía discurrir el llamado «Debate sobre el Estado de la Nación» en esta materia.

Después de dos días de larguísimos debates, ayer era la jornada en el que debían votarse las propuestas de resolución registradas por cada grupo parlamentario. Entre las más llamativas se encontraban dos de las presentadas por el PP. En la primera se exigía la revocación «inmediata» de la resolución de mayo de 2005 en el que se posibilitaba el diálogo con ETA, al tiempo que se aseguraba que la «falta de credibilidad del Gobierno» por las revelaciones que se han conocido sobre sus conversaciones con la organización armada sólo podía atajarse poniendo a disposición de las Cortes las actas de los encuentros. La segunda propuesta pretendía cerrar la puerta a cualquier cambio en Nafarroa.

El PP no encontró ningún voto de apoyo a sus resoluciones fuera de sus propias filas. Todo el resto de grupos se posicionó en contra y todos los portavoces criticaron con dureza las intenciones de la formación de Mariano Rajoy.

El Gobierno no quería que de este debate saliera ninguna resolución en materia de lucha contra ETA. IU defendía que la fase que se abría con el fin del alto el fuego exigía que hubiera un acuerdo parlamentario para afrontarla. Zapatero ignoró la propuesta cuando Gaspar Llamazares se la hizo desde la tribuna de oradores. Después, cuando se transformó en resolución, movió los hilos necesarios para que fuera finalmente retirada.

El Gobierno español ha encontrado el modelo que «pacto» que más le conviene. Cuenta con el aval de todos los grupos para dirigir la estrategia sin necesidad de textos escritos, cuya elaboración siempre es complicada para aunar las opiniones de grupos tan heterogéneos y luego pueden estar sometidos al escrutinio sobre su cumplimiento. En correspondencia, el Ejecutivo mantiene abierto un canal de comunicación con los partidos.

Llamamientos a la unidad

Finalizadas las votaciones, Rodríguez Zapatero compareció ante los medios para poner el colofón volviendo a demandar «unidad, unidad y unidad» en la lucha contra ETA y afeando la táctica del PP.

El presidente del Gobierno -que según todas las encuestas venció a Mariano Rajoy en el debate del martes- insistió en su mensaje de que «resulta insólito que un grupo de oposición en un país democrático haga sólo oposición con la política antiterrorista». Recordó el caso del norte de Irlanda y se preguntó si alguien se imagina al líder de los conservadores británicos pidiendo actas de reuniones al ya ex primer ministro británico Tony Blair. «Es inimaginable», zanjó él mismo.

Zapatero pidió «seriedad y responsabilidad a quienes siguen y siguen solo basando su oposición en la lucha contra el terrorismo, en ETA, en el intento del diálogo para buscar el fin de la violencia». «Esto nunca había pasado y espero que no vuelva a pasar jamás sea quien sea quien esté en la oposición y en el Gobierno», concluyó.

Si en la Moncloa tenían alguna duda de cuál sería la respuesta del PP a sus demandas de unidad, pronto quedaron disipadas. Su portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana, no perdió la oportunidad de convocar también a los medios para responder a José Luis Rodríguez Zapatero que lo que «nadie»podía imaginar que en España habría un presidente «que se carga la Transición y negocia y cede ante los terroristas engañando a los españoles».