GARA > Idatzia > Kultura

La sala Kubo presenta la exposición «más completa» sobre Pablo Gargallo

Kubo abre hoy al público una exposición dedicada a Pablo Gargallo (1881-1934), una figura clave de la escultura del siglo XX. La sala de la Kutxa ha conseguido reunir, con la ayuda de la hija del artista, Pierrette, un conjunto de obras que, tanto por cantidad como por calidad, constituyen una antología de Gargallo difícilmente superable, según destacó ayer la comisaria, Dolores Durán. El montaje ha corrido a cargo de Jean Anguera, arquitecto y nieto del escultor.

Martin ANSO | DONOSTIA

«La de mi padre es la historia de un trabajador -dijo ayer Pierrette Gargallo-, una persona que, como era pobre, tuvo que abandonar su pueblo natal en Aragón y desplazarse a Barcelona a aprender un oficio. Lo hizo bien, sobre todo de la mano de Eusebi Aranau, que era un escultor, digamos, oficial. Pero luego viajó a París, se juntó con Matisse, Braque o Picasso, a quien ya conocía de Barcelona, así como con otros muchos artistas, y se dio cuenta de que conocer bien el oficio no era suficiente y era preciso inventar».

Fue así como en 1907 empezó a hacer esculturas a base de chapas metálicas soldadas y a utilizar el vacío como parte constitutiva de sus obras, lo que lo convirtió en figura clave de la escultura del siglo XX.

Sin embargo, su vanguardismo no impidió, según destacó ayer la comisaria de la muestra de la sala Kubo, Dolores Durán, que Gargallo continuase durante toda su vida haciendo obras de corte clásico.

De hecho, esa dualidad entre obras vanguardistas y clásicas es lo que trata de reflejar el montaje de la exposición, que ha corrido a cargo del arquitecto Jean Anguera, nieto del escultor. «He concebido la muestra -explicó el propio Anguera- como un escenario teatral, en el que las esculturas son los actores, y el público, a través de unos recorridos elípticos, puede asistir al diálogo que establecen unas con otras». Estos recorridos arrancan con «Pequeña máscara con flequillo», la primera obra a base de chapa que hizo Gargallo, y concluyen con «Gran profeta» y «Urano», esculturas de grandes dimensiones en bronce que el artista no llegó a ver fundidas.

«En total -explicó Mariví Arcaya, responsable de Kubo-, hemos reunido 87 piezas, la mayor parte esculturas, pero también dibujos, algunas joyas y patrones de cartón que utilizaba para crear sus obras en chapa». La mayoría proceden de la propia familia Gargallo, pero también de museos y colecciones privadas. «Hay obras emblemáticas, como `Gran Profeta' o `Kiki de Montparnasse', junto a otras hasta ahora nunca exhibidas en público», destacó Arcaya.

Pierrette Gargallo repasó ayer la trayectoria de su padre y lo hizo con tanta emoción como humor. Recordó, por ejemplo, que, durante la Segunda Guerra Mundial, sus obras fueron trasladadas por todo el Estado francés de un escondite a otro para que no se las llevasen los alemanes. Desveló, asimismo, que el modelo de la escultura «El aragonés» fue Picasso, «que se paseaba desnudo por el estudio».

EN PLENO ÉXITO

Pablo Gargallo murió en 1934, en pleno éxito, cuando acababa de celebrar sendas exposiciones en Barcelona y Nueva York que habían supuesto su consagración definitiva.

Ficha

Título: «Pablo Gargallo».

Lugar: Sala Kubo, Donostia.

Fechas: Del 6 de julio al 30 de septiembre.

Horario: Tanto laborables como festivos, de 11.30 a 13.30 y de 17 a 21 horas.

Visitas guiadas y talleres: 943-012400.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo