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Praga celebra el 650 cumpleaños del puente de carlos

El puente de las treinta estatuas sobre el moldava

El célebre Puente de Carlos, el monumento más visitado y fotografiado de la capital checa, celebra mañana su 650 cumpleaños. Con ocasión de esta celebración, Praga ha organizado una serie de festividades inspiradas en la leyenda de su fundación, que tendrán lugar hoy y mañana. Para los viajeros que acudan a esta hermosa y atestada ciudad un aviso: tras la celebración comenzarán unas largas obras de restauración del Puente que sin duda deslucirán su visión.

Chris JOHNSTONE

La necesidad de un nuevo paso sobre el río Moldava surgió después de que el viejo Puente de Judith fuera destruido por una inundación en 1342. Este puente de estilo románico había sido bautizado en honor a la esposa del rey Ladislao I. La leyenda cuenta que el emperador Carlos IV, un apasionado de la numerología, lanzó los trabajos de construcción del puente el 9 de julio de 1357, exactamente a las 5:31 horas. Astrólogos y numerólogos determinaron que Carlos IV debía asistir al asentamiento de la piedra fundamental en ese preciso momento, porque puede ser enunciado como 135797531, y conforma una secuencia capicúa de dígitos impares ascendentes y descendentes, que se encuentra grabada en la torre de la Ciudad Vieja. La construcción fue supervisada por Peter Parler, y liderada por el magister pontis Jan Ottl.

El puente fue construido con arenisca de Bohemia. Existe otra leyenda según la cual se utilizaron huevos para enriquecer el mortero usado al momento de tender los bloques, con el objetivo de hacerlo más duro. A pesar de que esto no puede ser verificado directamente, análisis recientes han confirmado la existencia de ingredientes orgánicos e inorgánicos en el mortero.

La construcción del puente se extendió hasta principios del siglo XV. Para sostener económicamente la obra se cobraban peajes, tarea que inicialmente estuvo a cargo de la orden religiosa de los Caballeros de la Cruz con Estrella Roja, y luego de la municipalidad de la Ciudad Vieja (hasta 1815).

A lo largo de su historia, el Puente de Carlos fue testigo de numerosos acontecimientos, al tiempo que sufrió daños en varias ocasiones. En 1432, una inundación destruyó tres de sus pilares. En 1496, el tercer arco (contando desde el lado de la Ciudad Vieja) se desplomó luego de que uno de los pilares descendiera debido a la erosión en su parte inferior. En esta ocasión, los trabajos de reparación duraron hasta el año 1506.

Un año después de la Batalla de la Montaña Blanca, tras la ejecución de los 27 líderes de la revuelta anti-Habsburgo el 21 de junio de 1621, las cabezas de los rebeldes fueron expuestas en el puente para disuadir a los checos de la posibilidad de nuevos alzamientos. Hacia fines de la Guerra de los Treinta Años, en 1648, los suecos ocuparon la ribera occidental del Moldava y, en su intento de avanzar hacia la Ciudad Vieja, la batalla más importante se produjo sobre el puente. Durante el combate, la torre del lado de la Ciudad Vieja sufrió graves daños en uno de sus lados (el que mira hacia el río) y la mayor parte de los ornamentos góticos debieron ser retirados.

Durante el siglo XVII y principios del XVIII el puente adquirió la apariencia por la cual se lo reconoce ahora, al instalarse una serie de estatuas barrocas sobre los pilares del mismo. Durante una gran inundación ocurrida en 1784, cinco pilares fueron dañados considerablemente y, si bien los arcos no se rompieron, el tránsito por el puente debió ser restringido por un tiempo.

El 5 de setiembre de 1890, otra inundación de proporciones catastróficas afectó a Praga y causó importantes daños al Puente de Carlos. Cientos de embarcaciones, troncos y otros materiales flotantes provenientes de aguas arriba empezaron a formar una barrera a medida que se apilaban contra el puente. Como consecuencia de la presión ejercida, tres de los arcos del puente fueron derribados y dos de sus pilares colapsaron debido a la erosión generada por el agua. Junto con el quinto pilar, dos de las estatuas construidas por Ferdinand Brokoff (las de Ignacio de Loiola y Francisco de Xabier) también cayeron al río. Los trabajos de recuperación necesitaron dos años (el puente fue reabierto el 19 de noviembre de 1892) y costaron 665.000 coronas de la época.

Atmósfera de la época de Carlos IV

Según explica el jefe de los archivos municipales, Vaclav Ledvinka, las festividades comenzarán después del mediodía de hoy. Mañana, exactamente a las 5:31 y después de una «noche de los espíritus», el arzobispo Praga, Miloslaw Vlk, el gran Maestre de la Orden de los Caballeros de la Cruz, Jiri Kopejsko, y el alcalde, Pavel Bem, pronunciarán sus discursos sobre el puente, considerado como una de las joyas del arte gótico.

«Nunca, jamás, se ha celebrado un acto de esta importancia», ha proclamado el alcalde de Praga tras presentar el programa de festejos: música medieval, danzas, juegos y mil actos más que buscan recrear la atmósfera de la época de Carlos IV.

El puente, como bien sabe cualquiera que haya visitado la ciudad de Praga, ofrece una panorámica soberbia de la ciudad, a ambos lados. Sin embargo, tiene un defecto: que ningún turista dejará de pisarla, lo que obliga a buscar las primeras horas del alba si queremos disfrutarla de verdad. En invierno es mágico, y también en los amaneceres de niebla y silencio. Praga es visitada por cuatro millones de personas al año, y todas ellas pasan por el puente antes o después de visitar el castillo o el reloj astronómico. A veces, el número de turistas, los puestos ambulantes y los músicos hacen que casi sea imposible atravesarlo. Con el añadido de que nadie cruza sólo una vez el puente.

Ahora, las autoridades municipales anuncian el inicio inmediato de un largo programa de restauración. El puente no será cerrado (aunque en estas últimas semanas han surgido insistentes rumores al respecto), pero para los visitantes no será lo mismo. Otro de los rumores que circula afirma que quizás cobren un peaje a quien desee entrar o cruzar el puente (que este mismo año ha sido «adornado» con multitud de cámaras de vigilancia). Esas obras comenzarán una vez concluyan las celebraciones.

Dice el Ayuntamiento que el mejor regalo que pueden hacer a la ciudad (y a los turistas y, por lo tanto, al negocio, se supone) es asegurar que seguirá en pie otros 650 años.

Al parecer, sus piedras, sus pilares, sufren infiltraciones después de que los ingenieros realizaran una renovación parcial (y mal hecha, se estima) del puente. Esa renovación afectó al ingenioso sistema de drenaje, que data de la Edad Media y que fue obra del arquitecto Pierre Parler.

Vía de comunicación y joya del gótico

Hasta 1870, esta vía de comunicación (importante en aquellos años para el comercio entre Europa oriental y occidental) fue llamada el Puente de Piedra (Kamenn most) y el Puente de Praga (PraÏsk most).

Tiene una longitud de 516 metros, y su ancho es de casi 10 metros, al tiempo que se encuentra apoyado en 16 arcos. Está protegido por 3 torres distribuidas entre sus dos cabeceras, dos de ellas en Malá Strana y la restante en el extremo ubicado en la Ciudad Vieja. Esta última torre es considerada por muchos como uno de las construcciones más impresionantes de la arquitectura gótica en el mundo. El puente está decorado por 30 estatuas situadas a ambos lados del mismo, la mayor parte de estilo barroco y construidas alrededor de 1700; representan a varios santos venerados en esa época. A partir de 1965, todas ellas fueron reemplazándose con réplicas, siendo exhibidas las obras originales en el Museo Nacional.

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