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Gloria Rekarte Ex presa política

El día que falta

Cada 8 de julio recuperamos para Iruñea, la del jolgorio, la de la alegría, la de las fiestas de proyección internacional, el recuerdo de Germán y de todos los represaliados; hacemos sitio a la denuncia y a la reivindicación, a una realidad que no se viste de fiesta

Aunque pueda parecer lo contrario, no todo es correr a las 8 de la mañana por la Estafeta, sea delante de los toros (los menos) o de las cámaras de tv (los más), y entre tanto un puro delirio de juerga y alcohol. Estas que son en el mundo entero unas fiestas sin igual, tienen sus días especialmente dedicados. Del 6 de julio, cuando esperamos emocionados el pistoletazo de salida para el desenfreno, al 14, cuando lo abandonamos con el bolsillo en precario y el cuerpo en no mejor situación, hay fechas bien señaladas en el programa oficial de fiestas. Vienen en negrita y todo.

Por ejemplo, el día 9 es el Día del Niño. Los niños en Iruñea tienen ese día un protagonismo especial que consiste en llevarle flores a San Fermín. El resto del día, como el resto de los nueve días restantes, valga la redundancia, pueden seguir el recorrido de los gigantes y cabezudos por las mañanas, disfrutar en los caballitos, autos de choque, norias y tirapichones de la feria a tres euros la vuelta y media, y a la noche hasta pueden ver los fuegos artificiales, que de momento son gratis. Pero ese día 9, especialmente dedicado a ellos, pueden llevarle flores al santo. Es de suponer que lo esperaran transidos de emoción.

El 10, en cambio, es el Día de los Mayores. A las 11 misa, especialmente para ellos. Después un desfile (no especifica si es que desfilan los mayores o el séptimo de caballería), y a las 12 un concierto igualmente especial en el Paseo de Sarasate. Qué van a poder hacer, a qué van a poder acceder el resto de las horas del resto de los días es algo que no viene en el programa, pero ese día el protagonismo es suyo. En la tal misa cuando menos. También es fácil imaginarlos esperando el día 10 al borde del colapso de pura emoción.

El 12 es el de las Ciudades Hermanadas con Pamplona. Pamplona tiene cuatro ciudades hermanadas (Iruñea ninguna, que se sepa) y aunque el 99,99% de los vecinos y residentes en Iruñea (entre los que me incluyo) ignoremos por qué Paderborn, Alemania, es ciudad hermana y no lo es, por ejemplo, Shchüchinsk, Kazajstán, el programa oficial nos reserva un día de especial dedicación con una recepción en el Ayuntamiento a la que la ciudadanía hermanada no está invitada. Posteriormente hay una comida a la que tampoco, y supongo yo que no consistirá en magras con tomate por muy típico del lugar y las fechas que sea el plato.

Y ya está todo. Los niños, los mayores, los hermanos... el kalimotxo y los toros que no vienen en negrita, pero que hay todos los días, y el arzobispo y la Barcina, que lo mismo.

Falta el día de hoy, falta el 8 de Julio. El Día de la Represión y de la Impunidad. No viene en el programa, y sin embargo es para Iruñea una fecha marcada, trágicamente marcada en rojo. Por eso, cada 8 de julio recuperamos para Iruñea, la del jolgorio, la de la alegría, la de las fiestas de proyección internacional, el recuerdo de Germán y de todos los represaliados; hacemos sitio a la denuncia y a la reivindicación, a una realidad que no se viste de fiesta. El 8 de Julio, cada 8 de julio, gritamos que ni olvidamos ni dejamos que nos hagan olvidar.

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