PrudhomMe anuncia más llegadas como el aubisque en las próximas ediciones
Aprovechando su estreno como como director del Tour, Christian Prudhomme explicó las novedades de este año y su intención para las próximas ediciones. Una apuesta que pasa por instalar la meta en puertos míticos como el Aubisque y por diseñar una última etapa de montaña decisiva.
Aritz SORZABAL
El sucesor de Jean-Marie Leblanc al frente del Tour, Christian Prudhomme, señaló a France Press en Londres que las novedades en el itinerario de este año no son más que un anticipo de lo que depararán las próximas ediciones. Prudhomme anunció desde finales en alto en puertos míticos hasta una última etapa de montaña decisiva, pasando por la implantación de infraestructuras que permitan «llegar allí donde sea interesante en términos deportivos».
El director general de la Grande Boucle se mostró entusiasmado con la decimosexta etapa con final en el Aubisque, un puerto histórico en el que no se ha solido instalar la línea de meta en anteriores ediciones por falta de espacio. El máximo responsable de la carrera destacó que «en adelante, para una o dos etapas, la cuestión ya no será que haya sitio en el lugar mismo de la meta, sino que haya infraestructuras disponibles a algunos kilómetros de la misma».
En este sentido, explicó detalladamente el montaje diseñado para salvar el problema de falta de espacio, circunstancia que ya no supondrá un obstáculo si sale bien el experimento del Aubisque. «Nos vamos a apoyar en nueve plataformas que estarán entre cuatro y seis kilómetros de la llegada. En la cima, no estarán más que los dos coches por equipo de director deportivo y una tribuna audiovisual dividida en dos, mientras que los comentaristas de televisión estarán a seis kilómetros, algo que nunca ha sucedido». Indicó que «también habrá un autobús VIP en lugar de tres», al tiempo que afirmó que «France Télévisions, en calidad de difusor, ha hecho todo lo posible para que la experiencia salga bien». El objetivo es «llegar hasta donde nos guíe el deporte. Para mí, la llegada al Aubisque es emblemática. Nos abre otro tipo de perspectivas», reiteró.
En su afán por aumentar el «suspense» y abrir la puerta a las sorpresas, estimó que de cara a las próximas ediciones «la última etapa de montaña debe ser significativa». Apuntó que «este año será así. El día siguiente a la jornada de descanso, vista la dificultad de la etapa con el puerto de Larrau a 150 kilómetros de meta, el maillot amarillo no habrá ganado todavía el Tour aunque tenga tres minutos de ventaja». Explicó que, como ocurriera en 1987 o 2003, «he querido que la montaña llegue rápido, para permitir así que haya suspense e incertidumbre durante la primera semana con un recorrido que incite el movimiento». Remarcó que «he querido, asimismo, reforzar los macizos intermedios, como ha ocurrido con el Morvan en el presente año, en una etapa repleta de trampas».
a vueltas con el pinganillo
Prudhomme también indicó que se está planteando suprimir el pinganillo. «En el Dakar, hay dos o tres etapas sin asistencia. Yo estoy convencido de que en una etapa del Macizo Central, con una curva detrás de otra, puede ser necesario. Es decir, que sea únicamente un elemento de seguridad para que el corredor reciba un radio-tour perfectamente adaptado que le advierta de los peligros». No obstante, reconoció que el tema del pinganillo es competencia de la Unión Ciclista Internacional (UCI). «El problema es que, desde hace dos años, no formamos parte de ninguna comisión. No estamos de acuerdo con la UCI en nada, salvo en la lucha contra el dopaje, y no nos hemos escuchado realmente. Pero, para mí, el futuro del ciclismo no se puede construir sin romanticismo», apostilló.
A preguntas de si la ronda francesa está necesitada de héroes, añadió que «es el Tour el que crea héroes. Yo estoy convencido de que habrá nuevos héroes. Sueño con suspense y sorpresas, que Ladagnous, Di Grégorio y Feillu se rebelen, que Cavendish gane esprints masivos, que haya nuevos rostros y que permanezcan los antiguos. Que haya oxígeno. En una palabra, que haya frescura».
Sería bueno para todos, porque por una vez se hablaría sólo de ciclismo.
Prudhomme, uno de los impulsores de las claúsulas a las que se han visto obligados a adherirse los corredores para poder disputar el Tour, también fue preguntado por el dopaje y por las críticas recibidas por su postura en relación a esa materia. «¿A quién beneficia el delito? ¿cual es el interés para un organizador en caso de dopaje?», señaló.
«El ciclismo es un deporte de valor relativo. Como ex periodista de televisión, estoy convencido de que el dopaje resta audiencia. La leyenda del ciclismo se basa en sufrir hasta el límite, no en terminar una etapa de cinco puertos no más cansado que yo después de dos jornadas», añadió.
Preguntado por los numerosos movimientos de los últimos días en torno a este tema, indicó que «se trata de que los problemas lleguen a un punto en el que se puedan solucionar. En el caso de Basso, se actuó en abril, antes de las clásicas de las Ardenas. El ser humano toma decisiones cuando se ve ante el abismo».