Un partido con historia y retos para el futuro
El monte de Albertia, cercano a la localidad arabarra de Legutiano, fue testigo de la batalla en la que más gudaris murieron en la guerra del 36. Trescientos militantes de Acción Nacionalista Vasca fallecieron en aquella ofensiva, que ha sido recordada año tras año desde los días oscuros del franquismo hasta hoy en día. Han pasado ya setenta años, tiempo que pareciera suficiente para que esos gudaris vascos que murieron defendiendo la legalidad republicana y las libertades para Euskal Herria hubieran obtenido algún tipo de reconocimiento oficial. Pero sólo ANV y el conjunto de la izquierda abertzale han mantenido viva la llama de su recuerdo, del reconocimiento a su entrega sin límites y de la lucha de aquellos trescientos militantes.
Acción Nacionalista Vasca había nacido seis años antes de aquel golpe fascista que supuso tanto sufrimiento, tanta muerte aún hoy no reconocida, tantos años de dictadura y represión aún hoy no totalmente superados... Y ahora, después de que los poderes del Estado español pusieran en marcha, a través de la Ley de Partidos, todo un entramado para impedir que la izquierda abertzale accediera a espacios de participación político-institucional, ANV ha retomado los principios políticos de su nacimiento, y ha vuelto a primer plano de la escena política vasca. Son elementos de la historia de Euskal Herria que algunos pretenden obviar cuando hablan de la formación ekintzale como si no fuera una formación política con gran arraigo, que si ha seguido existiendo ha sido precisamente porque sus retos de futuro siguen tan vigentes como aquel día de San Andrés de 1930 en que los formularon.
El acto de conmemoración de la batalla de Albertia ha constituido año tras año un puente entre los gudaris de ayer y de hoy. Y este año, además, ha servido para poner de manifiesto, ante todos aquellos sectores que se empeñan en hacer borrón y cuenta nueva con aquellas partes de la historia que no les interesa recordar, que la defensa de una Euskal Herria libre y soberana tiene una larga tradición y, a pesar de todas las trabas y los embites represivos, cuenta con un importantísimo apoyo social.