WIMBLEDON Final
Nadal vuelve a ser pasto de Federer
El suizo derrotó al mallorquín en la reedición de la final de 2006 y logró su quinta ensaladera consecutiva, igualando el récord de Borg
Aritz SORZABAL | LONDRES
La hierba de Wimbledon otorgó ayer un nuevo título al número uno del mundo, Roger Federer, que alzó por quinta vez consecutiva la ensaladera que le acredita como ganador en Londres. De esta forma, el suizo igualó la marca del sueco Bjorn Borg, que también consiguió cinco títulos seguidos en el pasto londinense.
Al igual que ocurriera el año pasado, Federer se deshizo de Nadal en la final de Wimbledon (7-6 , 4-6, 7-6, 2-6 y 6-2), aunque el choque de 2006 no tuvo nada que ver con el de ayer. El mallorquín, número dos del mundo y pesadilla del suizo cuando la pista se tiñe de tierra, vendió cara su derrota y perdió tras 3 horas y 45 minutos durísimos. De hecho, el juego del balear sólo bajo de nivel en el quinto set, coincidiendo con unas molestias en su rodilla derecha que le obligaron a recibir tratamiento.
No obstante, el témpano de hielo helvético volvió a mostrar su mejor juego en los momentos decisivos y no dio ningún tipo de opción en el quinto y definitivo set. Y es que Federer dejó patente su frialdad en las dos primeras mangas que se apuntó a su favor, ambas en el tie-break. Eso sí, el mejor tenista del circuito mundial también es humano y echó a llorar después de hacer buena su segunda bola de partido con un smash ganador. Los ricos también lloran, aunque ayer con más motivo: Con su triunfo, Federer igualaba el récord del mítico Borg, que vio el duelo desde la grada.
24 saques directos del helvético
La Central abarrotada. La raqueta letal del número uno del mundo contra el número dos. El mismo ritual del año pasado: las fotos, los saludos, el traje blanco de Federer.
Comenzó sirviendo el suizo, con la elegancia de siempre y con un revés liftado impecable. Con la clase innata de los grandes. Resolvió su servicio sin problemas y se anotó la primera rotura en el segundo juego. Un aviso. Resolvió su saque en el tercero para ponerse en 3-0.
Nadal no se dejó amilanar. Con golpes más agresivos, de los que desconciertan la pericia matemática del número uno, se apuntó un cuarto juego en blanco para el helvético con 3-1. No hizo ningún ace el manacorense en esta primera manga, mientras que Federer se lució con 6 -en total, sumó 24-, y tampoco sumó tantos golpes ganadores como el primer favorito (12 por 20 de Federer), aunque remontó hasta romperle el saque al suizo en el quinto con 3-2. La reválida se remató en el desempate, con un 9-7 a favor de Federer, un pulso en el que se peleó cada bola como si fuera la última.
El balear desbordó determinación en la segunda manga con su bola larga desde el fondo. Tras sostener una reválida muy pareja, Nadal quebró al suizo en el momento justo. Tuvo en su poder dos puntos de set y rubricó el set por 6-4 en 40 minutos.
En el tercer set, en cambio, Federer no dio opciones de rotura, otra manga en la que se recurrió a la muerte súbita. El campeón dispuso de cuatro puntos de set en el desempate, que acabó 7-3.
El mallorquín se mostró imparable en el cuarto set, dando un giro inesperado al choque. En el 4-1, Nadal recibió tratamiento por una molestia en la rodilla derecha. Pero se sobrepuso y remató el set por 6-2.
La quinta y definitiva reválida fue de infarto. En el tercer juego, con el marcador igualado, Nadal tuvo dos puntos de rotura, que salvó el de Basilea. La recta final estuvo cargada de tensión. El suizo consiguió romper el saque del número dos para mantener ventaja. Llegó a perder un punto de partido, que salvó Nadal, pero Federer tuvo la última palabra y remató un smash que valió por un nuevo título.
Federer ganó sus dos primeras mangas en la muerte súbita del «tie-break», demostrando una vez más su frialdad en los momentos de mayor presión.
Nadal tuvo que recibir tratamiento en el cuarto set por unas molestias en su rodilla derecha que pudieron mermarle en la quinta y última manga.
Al término de la final, Federer señaló que «cada trofeo es especial, sin duda. De todos ellos, jugar con Rafa en la final significa más para mí, lo mismo que el haber igualado a Borg».
El suizo no dejó pasar la oportunidad para decir que el mallorquín también se merecía el título y que «ha mejorado muchísimo» sobre hierba. «Ha sido un partido igualado, ya le he dicho a Rafa que él también se lo merecía», añadió.
Nadal, por su parte, dijo que, pese a sentirse «triste» por verse tan cerca del título y haber perdido otra vez ante el mismo rival, mañana estaría «en la playa», pensando «qué bien en Mallorca». GARA