La vestimenta que identifica a una profesión
La bata blanca pasa por la consulta del médico
En Estados Unidos rige una ley que impide la aparición en anuncios televisivos de actores vestidos con una bata blanca con el fin de dar mayor credibilidad al mensaje publicitario. Y es que bata blanca es sinónimo de médico. Un icono con poco más de un siglo de historia que, al albur de los cambios sociales, ha perdido parte de su simbolismo.
Joseba VIVANCO
En el número navideño de 1991 de la revista ``British Medical Journal'' se publicó un curioso estudio en el que se examinaron las batas de un centenar de médicos de diferentes niveles y especialidades. «Encontraron mugre por doquier, aunque la porquería y la contaminación abundaban especialmente en los puños y los bolsillos», como recoge el siquiatra Juan Medrano en el apartado ``Psiquiatría Insólita'', de la web de la Asociación vasca de Salud Mental y Psiquiatría Comunitaria. Quizá esta anécdota sea una chinita más en la pérdida de simbolismo que con el paso de los años parece vivir la tradicional bata blanca en medicina. Un grupo de profesores de la Universidad andaluza de Granada publicaba en el último número de la revista electrónica ``Antropo'', que edita el departamento de Antropología Física y Fisiología Animal de la UPV-EHU, un artículo que analiza ese carácter simbólico de esta peculiar vestimenta.
La bata blanca forma parte inevitable de los cuatro iconos que con mayor fuerza identifican a la clase médica: la propia bata, el espejo de cabeza, el maletín negro y el fonendoscopio. Por cierto, un estudio similar al de la bata pero con este último como sujeto de la investigación, reveló también que se encontraron microbios en el 80% de los fonendos analizados, aunque lo más inquietante es que el germen más común fue el peligroso estafilococo aureus, con el agravante de que cerca de la mitad de las cepas eran resistentes a la meticilina. Un análisis similar fue practicado por un estudio austríaco pero sobre los bolígrafos que portan los médicos: consiguieron aislar «ingentes cantidades de microbios».
A pesar de curiosos trabajos como éstos, la bata blanca ha sido vista como un elemento que «hace que el paciente confíe sus intimidades en materia de salud a la persona que la porta», entienden los autores del artículo publicado en ``Antropo''. El doctor londinense Ayan Panja explica en su libro ``Miscelánea médica esencial'', publicado por la Real Sociedad de Medicina del Reino Unido, que «la bata blanca fue usada por primera vez por los médicos del siglo XIX que trabajan en los laboratorios. Antes, los sanatorios se asociaban a una muerte casi segura, pero gracias a los avances médicos, los pacientes comenzaron a sobrevivir a sus internaciones hospitalarias. Entonces, este atuendo, que sigue siendo popular para los doctores de todo el mundo, pasó a simbolizar la curación y la autoridad».
Su uso se generaliza
Eran los tiempos en que se asentaba el concepto de cirugía aséptica, aunque la bata tendría que salir todavía del quirófano para poder generalizarse y recibir la aprobación del paciente. Va a ser la ``bata de laboratorio'', es decir, la visión del médico como un científico, y no un «matasanos», el origen de la actual prenda que visten los médicos.
La gente pasó de morir en los centros sanitarios a curarse. Los uniformes negros de la enfermeras fueron sustituidos por el blanco. Era la enfermería moderna. «El color blanco tiene un simbolismo de vida, pero también tiene una asociación con la pureza, lo mismo que con un concepto de poder sobrehumano», sostienen estos articulistas. La confianza que la bata blanca se ganó entre los pacientes fue, por ejemplo, la puerta que abrió la «inviolavilidad del cuerpo humano». La exploración física del cuerpo desnudo a manos del médico no siempre ha sido tan «normalizada» como lo es hoy.
«La bata blanca, con sus significados de protección bilateral, pureza, bondad y signo de virginidad, fue diseñada especialmente para esta tarea», aseguran. Y una fórmula añadida para suavizar sobre todo la consulta en la que el médico varón examinaba a una mujer es la creación de la bata de examen médico, la que se facilita al paciente y que hoy conocemos abierta por la espalda.
Cambios en el color
Sin embargo, el desarrollo de esta vestimenta a lo largo del siglo pasado fue de más a menos. Hay estudios que han llegado a desaconsejar su uso y en algunos casos se ha ido buscando adecuar la vestimenta quirúrgica a las nuevas tecnologías, de ahí colores como el verde o el azul en los quirófanos, sobre todo «para evitar reflejos desagradables sobre los trajes blancos usados por el uso de potentes luces blancas». También profesionales de áreas como la pediatría o la siquiatría han optado en los últimos tiempos por tonos más pasteles, rosas e incluso la ropa de calle. «Han descubierto que las marcas de autoridad de la bata blanca tienen una tendencia a abrumar a los pacientes», consideran los autores del estudio.
Estos investigadores entienden que hoy día el médico no necesita «dar rigor científico a sus prácticas», sino que ha conseguido ya un estatus de reconocimiento social. Además, los hospitales no son vistos con tanto desagrado por la sociedad y el otrora delicado examen físico del paciente no plantea tantos problemas. «Estos cambios sociales golpean el corazón de los significados comunicados con la bata blanca», concluyen.
Son muchos los que apuntan a que el uso de esta prenda está decayendo entre la profesión médica, aunque casi nadie lo diría si uno acude al hospital o visita a su médico de cabecera. En un artículo publicado en la revista ``Postgraduate Medical Journal Online'', en mayo de 2004, médicos del Royal Free Hospital de Londres se preguntaron si deben los médicos utilizar en el ámbito hospitalario las tradicionales batas blancas. La respuesta a su encuesta confirmó lo que ya otras iniciativas similares han arrojado, que mientras la mayoría de pacientes respondió que sí, sólo fue una minoría de sanitarios la que contestó en el mismo sentido.
En cualquier caso, la bata blanca sigue siendo al médico como el bonete al juez o el gorro de cucurucho al mago. Muchos profesionales de la salud argumentan que uno de los mayores beneficios hoy es que sus bolsillos permiten portar los instrumentos que manejan en su quehacer diario. Pues precisamente qué es lo que «esconden» los médicos en esos compartimentos es la pregunta que se hicieron dos doctoras de Philadel-phia, en 1991, en un estudio en el que solicitaron a setenta médicos y estudiantes de Medicina que vaciaran el contenido de sus bolsillos. «La principal conclusión a la que llega el lector es que las batas estaban dotadas de bolsillos descomunales», asegura irónico el siquiatra Javier Medrano en su ``Psiquiatría Insólita''.
Las autoras de la curiosa experiencia hallaron que un 97% llevaba fonendo o martillo de reflejos o linterna o agujas; un 90%, uno o más manuales de bolsillo; un 83%, notas con tareas a realizar; y un 81%, una lista de teléfonos. Pero es que un 64% llevaba artículos fotocopiados, un 60% talonarios de recetas y cerca de un 46% un PDA. Además, un 40% portaba una agenda, un 20% los inevitables protocolos y algoritmos, y a un 13% le quedaba sitio para fotografías familiares. Y eso sin contar la cantidad y variedad de bolígrafos y rotuladores que sobresalen del bolsillo de la pechera.
El fonendo que no cabe en el bolsillo
Otro objeto que suele dejar entrever el médico es su inseparable fonendoscopio, aunque no siempre colgado de un bolsillo de la bata. Por ejemplo, un médico británico de nombre Proctor inventó un síndrome más, el del hiperestetoscopio. Según percibió, los médicos de hoy, cuando no lo emplean, en lugar de guardarlo en el bolsillo, adoptan con él una posición cada vez más habitual, la de colgárselo del cuello. Según este avispado galeno, la postura puede acarrear a la larga ciertos problemas cervicales.
Pero puestos a profundizar en la investigación médica más insólita, dos autores canadienses llegaron a comparar ambas formas de llevar el fonendo midiendo a doscientos médicos el tiempo que tardaban en colocárselo en condiciones: los de la posición de descanso con el instrumento en el bolsillo venían a tardar 1,9 segundos, frente a 3,2 de los de la postura más moderna. Es decir, que hechas las cuentas, los segundos perdían 71,32 horas de trabajo efectivo al año con respecto a los primeros.
Lo que sí parece claro es que, a pesar de los altibajos, la bata clínica de color blanco no pasa de moda. Quizá entre miembros de la clase médica pueda levantar suspicacias, pero entre los pacientes sigue siendo todo un referente, aunque sólo sea por aclararnos a primera vista quién es el médico.
Estetoscopio
O fonendoscopio. Su invención se debe al francés René Teophile Hyacinthe, quien lo creó en 1816. Enrolló 24 hojas de papel formando un cilindro hueco que aplicó al pecho de una enferma.
Termómetro
Fue inventado por Galileo Galilei en 1593. Consistía en un tubo de vidrio que terminaba con una esfera en su parte superior que se sumergía dentro de un líquido mezcla de alcohol y agua.
La cofia
Símbolo de las enfermeras, su origen se remonta a la Edad Media, como distintivo para evitar ser confundidas en las noches con prostitutas y así salir a curar a los enfermos a cualquier hora.