La Delegación del Gobierno en la CAV ha recurrido los estatutos de 19 federaciones deportivas vascas, por entender que, al igual que la Ley del Deporte aprobada en 1998 en el Parlamento de Gasteiz, se oponen a la normativa estatal. Parte de la Ley de la CAV está en suspenso, y cabe suponer que ocurrirá lo mismo con los estatutos recurridos, en lo que supone continuación de la lógica estatal de borrar por todos los medios cualquier posibilidad de crear federaciones deportivas que representen a Euskal Herria. Pero si El Estado español está actuando en este tema con total coherencia, no puede decirse lo mismo de quienes desde la CAV se dicen una y otra vez defensores de la oficialidad de las selecciones vascas, porque tras el primer paso adelante que supuso la aprobación de la Ley, hace ya casi diez años, el resto ha sido inacción, cuando no rotundos retrocesos. Y es que, a pesar de existir propuestas que como mínimo merecen ser estudiadas y debatidas, no se ve por ningún lado voluntad para ello, mucho menos para desarrollarlas. En cambio, cíclicamente se plantean iniciativas que acaban siempre estrellándose en el muro del Estado español. Y no puede entenderse que una y otra vez se deje el futuro de las selecciones deportivas vascas en manos del Estado, y no de los agentes deportivos y sociales que tienen voluntad y propuestas para avanzar de una vez por todas.