El norteamericano Woody Allen filmó ayer en un restaurante del barrio pescador de Barcelona las primeras tomas de su nueva película, protagonizada por su musa Scarlett Johansson, ayer en el papel de turista.

La comedia que tiene que ser, en palabras de su director, «una carta de amor a Barcelona», empezó a tomar cuerpo sobre el terreno a partir de las nueve de la mañana cuando llegaba a la Barceloneta un potente automóvil, del que descendía un menudo Allen, con su inseparable gorro de pescador. Muchos de los miembros de su equipo deambulaban por el lugar, en el que habían plantado varios camiones y caravanas donde se maquillaron y vistieron los extras que participaron en las escenas de la jornada.

La explosiva Scarlett Johansson no apareció hasta después de mediodía, enfundada en una camiseta de tirantes, que acabó cubriendo con una cazadora tejana descolorida, y un pantalón marrón-caqui mientras, ajenos al espectáculo, unos albañiles trabajaban en el tejado de un edificio cercano.

La nueva película de Woody Allen, de la que todavía se desconoce su título y con un presupuesto de unos veinte millones de euros, contará con un reparto protagonizado por Scarlett Johansson, Penélope Cruz y Javier Bardem, arropados por actores como Rebecca Hall, Chris Messina y los locales Manel Barceló, que se pondrá en la piel de un médico, Lloll Bertran, Abel Folk o Lluís Homar. También cuenta con la colaboración de Javier Aguirresarobe, el multipremiado director de fotografía, que ayer acompañaba a Allen.

El rodaje se prolongará durante siete semanas, con una semana de trabajo en Asturias y un día en Nueva York.