Una delegación del Gobierno paquistaní, liderada por el ex primer ministro Chaudhry Shujaat Husain, se trasladó ayer a las inmediaciones de la Mezquita Roja de Islamabad para mediar con los amotinados e intentar que depongan su actitud tras siete días de enfrentamientos.

Los enviados por el Ejecutivo se situaron tras el cordón policial colocado alrededor del complejo que alberga el templo. «Hemos venido para tratar de resolver el problema. Esperamos que a todas esas mujeres y niños que están dentro se les permita salir», explicó Husain.

El ministro de Interior, Aftab Jan Sherpao, añadió que la delegación se dirigiría al clérigo Abdul Rashid Ghazi, líder de los atrincherados, mediante megafonía, ya que consideró demasiado peligroso entrar.

La decisión de iniciar negociaciones en lugar de llevar a cabo un asalto se tomó tras una reunión al más alto nivel del Gobierno para hacer frente a la crisis.

Por otro lado, el Tribunal Supremo paquistaní nombró ayer a dos jueces para que investiguen esta crisis y los planes de asaltar la mezquita, en aras a evitar «un baño de sangre».