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La «OPERACIÓN BIKINI» perfecta: 8.000 calorias al dia sin coger un kilo

Si estas vacaciones quiere lucir tipín en la playa sin privarse de nada, apúntese al Tour: 8.000 calorías al día y ni un solo gramo de grasa en el cuerpo. La «Operación Bikini» perfecta, si no fuera por los 3.500 kilómetros que también hay que meterse entre pecho y espalda.

Christophe BEAUDUFÉ

Ni dietas de la alcachofa, ni liposucciones, ni ayunos a base de infusiones. La trampa incluye la explicación: un ciudadano de a pie, de unos 70 kilos, y con una actividad moderada, consume poco más de 2.000 calorías al día. Un corredor en pleno Tour se mueve entre las 5.000 y las 8.000. Un gasto que, evidentemente, hay que reponer cada día. Y no de cualquier manera.

El ciclismo no ha dejado de evolucionar en las últimas décadas: materiales, tecnologías, entrenamientos... Todo se estudia y se planifica al milímetro, y de nada serviría si no se hiciera lo mismo con la alimentación. No hay máquina que funcione sin carburante.

Bouygues Telecom es uno de los equipos que más atención parece prestar a este apartado, no en vano incluye a un nutricionista en su equipo para el Tour. Luc Bousseau no sólo supervisa lo que cada corredor se lleva a la boca, sino que incluso prepara personalmente «cada tarde en el hotel, las comidas de cada uno de los nueve corredores». «Y me preocupo mucho -añade- también de la presentación y del sabor, con el fin de que la alimentación no sólo sea equilibrada y variada, sino que además los corredores puedan disfrutar comiendo». Vamos, mejor una vichyssoise que unos puerros hervidos.

Tipos de azúcares

Éso a la hora de la cena, pero lo cierto es que los corredores no dejan de comer -y de beber, tanto o más importante- desde el mismo momento en que saltan de la cama. «La jornada comienza con un desayuno copioso, en el que no faltan los huevos y la pasta», explica Bousseau. «Una vez sobre la bicicleta, los corredores se valen de barras de cereales y de bebidas energéticas. Y por supuesto, beben unos cuantos litros de agua».

Pese a lo cual, una vez cruzada la línea de meta «y dentro de la primera media hora tras el esfuerzo -subraya el nutricionista-, la rehidratación es una prioridad. Durante la hora siguiente, nuestros corredores consumen también un tentempié, con patatas cocidas, ricas en fibra, y fruta».

Pero en deportes de resistencia, «en los que se realizan cada día esfuerzos prolongados, la comida más importante del día es la cena, en la que deben consumir entre 1.800 y 2.200 calorías». El contenido y las cantidades, de todos modos, varían «en función de la etapa del día siguiente y también de la altura de la carrera en que nos encontramos».

Otro de los aspectos muy cuidados a la hora de planificar la nutrición de los corredores es el índice glucémico de los alimentos que consumen. Debe ser de largo plazo en el caso del desayuno, base del desgaste energético que se realizará posteriormente, y de corto plazo una vez que el ciclista se monta en la bicicleta, ya que el cuerpo necesita una respuesta inmediata. A la noche, por contra, se recuperan los alimentos más pausados, arroz y pasta por ejemplo, en los que cada detalle vuelve a contar. «La pasta demasiado cocida -explica Bousseau, a modo de ejemplo- suministra azúcares rápidos, que sobrecargan el organismo por la noche, pero son inútiles de cara al día siguiente. Debe estar al dente para ser eficaz».

Incluso los tempos son vigilados por el nutricionista que, cada noche, espera a los corredores con su plato conforme van saliendo del masaje. El objetivo, evitar que «picoteen y optimizar también de esta manera sus tempos de recuperación». Y es que nada en el Tour «se deja al azar. Si les evitamos cada noche quince minutos de espera y éso lo multiplicamos por los 21 días de carrera, acaban sumando más de cinco horas. La duración de una etapa completa ganada para el descanso», destaca Bousseau.

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