Josu Jon Imaz (PNV) no sorprende. Tal vez escandaliza, pero no sorprende. La deriva españolista de su partido no es de hoy. Tal vez sea más descarnado en su torpe expresión, pero la sumisión ante el poderoso, la negativa a la confrontación -así sea pacífica- frente a la imposición y la apuesta por la represión contra quien no la admita es parte del acervo histórico de su partido. ¿Caerá ahora la venda que parece cegar a alguno?